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8

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8
6,5
33.026
Terror. Thriller. Ciencia ficción
'Tú, pero mejor en todos los sentidos'. Esta es la promesa, un producto revolucionario basado en la división celular, que crea un alter ego más joven, más bello, más perfecto. Tentada por la oportunidad Elisabeth Sparkle, una celebridad en decadencia, consume este suero del mercado negro creando una versión rejuvenecida de sí misma, Sue, con efectos tan inesperados como aterradores.
3 de octubre de 2024
3 de octubre de 2024
70 de 106 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood es una insaciable y grotesca criatura. Mastica, se alimenta, y cuando llega al tuétano de tus huesos, escupe sin miramiento al sucio suelo de sus calles los restos de la persona que una vez fuiste para buscar a su siguiente gran sustento.
La Sustancia examina *al desnudo*, en un filme de dos horas, el olvido y maltrato que sufren sus estrellas cuando la vejez empieza a asomar en sus rostros y cuerpos. Humor absurdo y negro y terror escatológico engendran el relato de Elisabeth Sparkle, una actriz famosa que tras años presentando un programa de aeróbic es despedida de forma humillante. Tras lo cual, recurrirá desesperada a una extraña sustancia que, al inyectarse, promete sacar *su versión* más perfecta. Más joven.
Coralie Fargeat no solo referencia a Kubrick en algunas de las escenas de su película, en sus escenarios, sino que, como él, toma la trama de una obra literaria, aquí sería el Retrato de Dorian Grey, para narrarnos esta historia sobre la vejez y la juventud, la dictadura de la belleza estética, y la adicción por ser amado y admirado. Pero le añade un toque más: La Sustancia es también una historia sobre la maternidad y lo que ella conlleva, la animadversión de una hija hacia su madre y viceversa por lo que cada una representa para la otra y, asimismo, el amor visceral de quererla aun con todas sus imperfecciones.
Coralie Fargeat hace, además, uso del horror de la carne al más puro estilo Cronenberg, con planos italianos que muestran cada arruga, grano y la saliva escapándose de los labios para asquear al espectador, y con cuerpos que sufren transformaciones monstruosas. Bebe de Cronenberg, sí, pero hay mucho de Un hombre lobo americano en Londres o de Tusk en cómo Fargeat confecciona a su monstruo. Y como todos ellos, busca en este monstruo la belleza que no encuentra en el ser humano.
Porque esa es *la cosa* de La Sustancia: Elisabeth Sparkle, incluso desfigurada, no es la temible criatura a la que debemos temer. Solo nos inspira lástima. El monstruo, el verdadero monstruo, para Coralie es ese Hollywood que canibaliza sin reparos a sus famosas.
La Sustancia examina *al desnudo*, en un filme de dos horas, el olvido y maltrato que sufren sus estrellas cuando la vejez empieza a asomar en sus rostros y cuerpos. Humor absurdo y negro y terror escatológico engendran el relato de Elisabeth Sparkle, una actriz famosa que tras años presentando un programa de aeróbic es despedida de forma humillante. Tras lo cual, recurrirá desesperada a una extraña sustancia que, al inyectarse, promete sacar *su versión* más perfecta. Más joven.
Coralie Fargeat no solo referencia a Kubrick en algunas de las escenas de su película, en sus escenarios, sino que, como él, toma la trama de una obra literaria, aquí sería el Retrato de Dorian Grey, para narrarnos esta historia sobre la vejez y la juventud, la dictadura de la belleza estética, y la adicción por ser amado y admirado. Pero le añade un toque más: La Sustancia es también una historia sobre la maternidad y lo que ella conlleva, la animadversión de una hija hacia su madre y viceversa por lo que cada una representa para la otra y, asimismo, el amor visceral de quererla aun con todas sus imperfecciones.
Coralie Fargeat hace, además, uso del horror de la carne al más puro estilo Cronenberg, con planos italianos que muestran cada arruga, grano y la saliva escapándose de los labios para asquear al espectador, y con cuerpos que sufren transformaciones monstruosas. Bebe de Cronenberg, sí, pero hay mucho de Un hombre lobo americano en Londres o de Tusk en cómo Fargeat confecciona a su monstruo. Y como todos ellos, busca en este monstruo la belleza que no encuentra en el ser humano.
Porque esa es *la cosa* de La Sustancia: Elisabeth Sparkle, incluso desfigurada, no es la temible criatura a la que debemos temer. Solo nos inspira lástima. El monstruo, el verdadero monstruo, para Coralie es ese Hollywood que canibaliza sin reparos a sus famosas.