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Voto de Piensoluegoescribo:
8

Voto de Piensoluegoescribo:
8
2025 

Craig Mazin (Creador), Neil Druckmann (Creador) ...
7,4
626
Serie de TV. Terror. Thriller. Ciencia ficción. Drama
Serie de TV (2025). Segunda temporada. 7 episodios.
Han pasado cinco años y Joel y Ellie viven una vida idílica en una ciudad de supervivientes en Wyoming. Sin embargo, un día la tranquilidad del lugar se ve amenazada por un evento violento inesperado.
Renovada por una tercera temporada.
Han pasado cinco años y Joel y Ellie viven una vida idílica en una ciudad de supervivientes en Wyoming. Sin embargo, un día la tranquilidad del lugar se ve amenazada por un evento violento inesperado.
Renovada por una tercera temporada.
14 de abril de 2025
14 de abril de 2025
28 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando todo se rompe, solo queda sostenerse o caer...
Más allá del juego
Lo han vuelto a hacer. La serie ha evolucionado como lo que es: una ficción que se adapta a un formato distinto al del videojuego original. No lo replica de forma mimética, sino que toma algunas decisiones narrativas propias. Por eso, resulta comprensible la crítica por parte de quienes esperaban una adaptación más fiel al material de origen. También se explica el shock de quien llega directamente a la crudeza de la serie sin haber pasado por el juego. Ahora bien, esto es televisión y, como tal, necesita adaptarse para respirar y expandirse. La pregunta es: ¿cómo hacerlo? Al final, cada uno tendrá su opinión sobre cuánto debe respetarse el material original. Pero lo importante es que la historia siga siendo potente, emocionante y bien contada. Y eso, hasta ahora, lo están logrando.
Humanidad bajo las ruinas
El milagro continúa y esta segunda temporada no solo mantiene el nivel, sino que lo eleva con una ambición narrativa admirable. Al igual que en la primera temporada, la lucha por la supervivencia sigue siendo el motor, pero lo que realmente importa es la humanidad que resiste bajo las ruinas. Ya desde el primer episodio de esta nueva entrega, y pese a adoptar una narrativa diferente, se percibe la continuidad en los dilemas morales: justicia, venganza, estrategias colectivas y la clásica pregunta de si el fin justifica los medios. La serie conserva esa capacidad para mantenerte en vilo, ofreciendo una experiencia que, aunque algo distinta en forma, sigue dentro del espíritu de la primera temporada.
Una lección de estructura narrativa: así se construye una gran serie
La estructura narrativa de la segunda temporada está muy bien trabajada. En el primer episodio se define el nuevo contexto: una relación más tensa entre Joel y Ellie, marcada por la mentira arrastrada desde el final de la primera temporada. Comparten espacio en la comunidad de Jackson, pero el peso del pasado los distancia. Apenas hablan, se evitan casi sin querer. Y, sin embargo, bajo ese silencio, sigue latiendo la misma lealtad: la de quienes, pese a todo, siguen siendo ellos mismos, ahora en un entorno más colectivo que ha añadido nuevas capas a su vínculo. El primer episodio es un acierto narrativo cargado de intención, un terreno fértil para que, en el siguiente capítulo, irrumpan las primeras sacudidas emocionales que lo trastocan todo, abriendo el camino a un viaje intenso y desgarrador.
Devastación y nuevos caminos
Sin entrar en spoilers, los primeros giros devastadores de la temporada no tardan en aparecer y marcan un punto de inflexión, obligando a los personajes —especialmente a Ellie— a reconstruir sus vidas y encontrar sentido en medio del caos. La serie, entre nuevos personajes, flashbacks y escenarios que prometen ampliar el universo narrativo, sigue explorando las consecuencias de la violencia y las relaciones humanas en un mundo postapocalíptico.
Entre esas nuevas presencias destaca Abby, interpretada por Kaitlyn Dever, una figura oscura que irrumpe con fuerza desde el principio. Su aparición introduce nuevos dilemas morales en torno a la justicia, la venganza y los grises emocionales que tanto definen esta historia. Isabela Merced también apunta alto desde el primer episodio como una maravillosa Dina, puro carisma en su dúo muy químico (y algo más) con Ellie.
Da la sensación de que pasamos de una especie de road movie de supervivencia en la primera temporada a algo diferente: sobrevivir en un oasis fortificado (mientras dura) y enfrentarse a nuevas amenazas... y parece que se transita de la lucha por la supervivencia de la humanidad a intentar sobrevivir a ella. Un matiz añadido que hace más compleja la ecuación.
En cualquier caso, la historia equilibra con acierto los momentos de acción, devastación y dolor con pausas introspectivas muy intensas, que permiten respirar y reconectar con los dilemas morales y los sentimientos profundos, manteniendo la tensión y evitando caer en lo previsible. Después de los dos primeros episodios, la base narrativa queda definida, y es fácil intuir la devastación y la dureza de lo que vendrá después: un viaje intenso y brutal.
Conclusión (provisional)
Craig Mazin y Neil Druckmann siguen fieles al material original, pero no temen aportar capas nuevas, enriquecer personajes o incluso abrir caminos distintos que no traicionan, sino que expanden el universo. La dirección y la fotografía brillan. La estructura temporal fragmentada me parece una apuesta valiente y coherente con el tono introspectivo de la historia. La narración no siempre es lineal porque las emociones tampoco lo son.
En lo técnico, no la vamos a descubrir ahora. La serie suma y sigue... mantiene un nivel altísimo. Cuenta con numerosos escenarios para desarrollar la historia, visualmente espectacular, decorados muy cuidados, una banda sonora maravillosa, y unos efectos especiales que están a la altura. El CGI, además, cumple con creces.
Como distopía y como concepto, sigue siendo brutal: una ambientación muy lograda al servicio de una historia que continúa atrapando, afinando detalles y puliendo su ejecución. El enfoque narrativo es ahora más reposado y transversal que en la primera temporada, pero sin perder ni un ápice de intensidad.
No es solo lo que ves, es lo que te deja sintiendo. Quizá el mundo cayó, sí… pero algunos siguen en pie y la historia sigue su curso.
Más allá del juego
Lo han vuelto a hacer. La serie ha evolucionado como lo que es: una ficción que se adapta a un formato distinto al del videojuego original. No lo replica de forma mimética, sino que toma algunas decisiones narrativas propias. Por eso, resulta comprensible la crítica por parte de quienes esperaban una adaptación más fiel al material de origen. También se explica el shock de quien llega directamente a la crudeza de la serie sin haber pasado por el juego. Ahora bien, esto es televisión y, como tal, necesita adaptarse para respirar y expandirse. La pregunta es: ¿cómo hacerlo? Al final, cada uno tendrá su opinión sobre cuánto debe respetarse el material original. Pero lo importante es que la historia siga siendo potente, emocionante y bien contada. Y eso, hasta ahora, lo están logrando.
Humanidad bajo las ruinas
El milagro continúa y esta segunda temporada no solo mantiene el nivel, sino que lo eleva con una ambición narrativa admirable. Al igual que en la primera temporada, la lucha por la supervivencia sigue siendo el motor, pero lo que realmente importa es la humanidad que resiste bajo las ruinas. Ya desde el primer episodio de esta nueva entrega, y pese a adoptar una narrativa diferente, se percibe la continuidad en los dilemas morales: justicia, venganza, estrategias colectivas y la clásica pregunta de si el fin justifica los medios. La serie conserva esa capacidad para mantenerte en vilo, ofreciendo una experiencia que, aunque algo distinta en forma, sigue dentro del espíritu de la primera temporada.
Una lección de estructura narrativa: así se construye una gran serie
La estructura narrativa de la segunda temporada está muy bien trabajada. En el primer episodio se define el nuevo contexto: una relación más tensa entre Joel y Ellie, marcada por la mentira arrastrada desde el final de la primera temporada. Comparten espacio en la comunidad de Jackson, pero el peso del pasado los distancia. Apenas hablan, se evitan casi sin querer. Y, sin embargo, bajo ese silencio, sigue latiendo la misma lealtad: la de quienes, pese a todo, siguen siendo ellos mismos, ahora en un entorno más colectivo que ha añadido nuevas capas a su vínculo. El primer episodio es un acierto narrativo cargado de intención, un terreno fértil para que, en el siguiente capítulo, irrumpan las primeras sacudidas emocionales que lo trastocan todo, abriendo el camino a un viaje intenso y desgarrador.
Devastación y nuevos caminos
Sin entrar en spoilers, los primeros giros devastadores de la temporada no tardan en aparecer y marcan un punto de inflexión, obligando a los personajes —especialmente a Ellie— a reconstruir sus vidas y encontrar sentido en medio del caos. La serie, entre nuevos personajes, flashbacks y escenarios que prometen ampliar el universo narrativo, sigue explorando las consecuencias de la violencia y las relaciones humanas en un mundo postapocalíptico.
Entre esas nuevas presencias destaca Abby, interpretada por Kaitlyn Dever, una figura oscura que irrumpe con fuerza desde el principio. Su aparición introduce nuevos dilemas morales en torno a la justicia, la venganza y los grises emocionales que tanto definen esta historia. Isabela Merced también apunta alto desde el primer episodio como una maravillosa Dina, puro carisma en su dúo muy químico (y algo más) con Ellie.
Da la sensación de que pasamos de una especie de road movie de supervivencia en la primera temporada a algo diferente: sobrevivir en un oasis fortificado (mientras dura) y enfrentarse a nuevas amenazas... y parece que se transita de la lucha por la supervivencia de la humanidad a intentar sobrevivir a ella. Un matiz añadido que hace más compleja la ecuación.
En cualquier caso, la historia equilibra con acierto los momentos de acción, devastación y dolor con pausas introspectivas muy intensas, que permiten respirar y reconectar con los dilemas morales y los sentimientos profundos, manteniendo la tensión y evitando caer en lo previsible. Después de los dos primeros episodios, la base narrativa queda definida, y es fácil intuir la devastación y la dureza de lo que vendrá después: un viaje intenso y brutal.
Conclusión (provisional)
Craig Mazin y Neil Druckmann siguen fieles al material original, pero no temen aportar capas nuevas, enriquecer personajes o incluso abrir caminos distintos que no traicionan, sino que expanden el universo. La dirección y la fotografía brillan. La estructura temporal fragmentada me parece una apuesta valiente y coherente con el tono introspectivo de la historia. La narración no siempre es lineal porque las emociones tampoco lo son.
En lo técnico, no la vamos a descubrir ahora. La serie suma y sigue... mantiene un nivel altísimo. Cuenta con numerosos escenarios para desarrollar la historia, visualmente espectacular, decorados muy cuidados, una banda sonora maravillosa, y unos efectos especiales que están a la altura. El CGI, además, cumple con creces.
Como distopía y como concepto, sigue siendo brutal: una ambientación muy lograda al servicio de una historia que continúa atrapando, afinando detalles y puliendo su ejecución. El enfoque narrativo es ahora más reposado y transversal que en la primera temporada, pero sin perder ni un ápice de intensidad.
No es solo lo que ves, es lo que te deja sintiendo. Quizá el mundo cayó, sí… pero algunos siguen en pie y la historia sigue su curso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Punto de inflexión
El segundo capítulo es, cinematográficamente, brutal. No solo marca el rumbo emocional y narrativo de la temporada, sino que impacta, sorprende y lo hace con una precisión milimétrica en el momento justo. 'Through the Valley' ya es historia de la televisión: un episodio enorme, de los que se quedan. De los que se comentan, se discuten, se sienten. Violento, hermoso, íntimo y devastador.
Todo está conectado y las decisiones tienen consecuencias. La brutal venganza de Abby no solo arrebata a Ellie su figura de referencia, también es el desencadenante que dinamita toda posibilidad de estabilidad o refugio. Si alguien esperaba una temporada con Jackson como un remanso de paz o seguridad, pronto descubre que ese espejismo no tiene cabida en este mundo.
Se ha hablado mucho de la brutalidad de la muerte de Joel a manos de Abby, una escena de una crudeza brutal. Pero el plano final del episodio golpea aún más fuerte: Ellie y Dina cabalgando en la nieve, arrastrando su cuerpo envuelto. La inmensidad blanca, el silencio absoluto, la lejanía de las montañas. No hay palabras. No hay música. Solo vacío. Esa imagen lo dice todo.
Levantarse y seguir
El dramatismo no está solo en el golpe asestado, sino en lo que vendrá después: en cómo se vive el duelo, en cómo se canaliza la rabia, en cómo Ellie empieza a redefinirse desde la pérdida. Porque aquí no hay tiempo para llorar: la historia sigue, y lo que viene no será más fácil.
A partir de aquí no hay vuelta atrás: todo cobra sentido. Cada decisión, cada paso, forma parte de un nuevo camino marcado por la pérdida, la culpa, la venganza, ¿la redención?, y, sobre todo, por lo que queda cuando ya no queda nada: levantarse y seguir.
El resultado es un absoluto acierto narrativo. Lo han vuelto a hacer: no se han limitado a copiar, han sabido transformar. Han tomado la esencia del juego y la han reescrito en el lenguaje de la televisión con inteligencia.
(Cuando la temporada avance, actualizaré y editaré la crítica. Mientras tanto, toca disfrutar del viaje...)
El segundo capítulo es, cinematográficamente, brutal. No solo marca el rumbo emocional y narrativo de la temporada, sino que impacta, sorprende y lo hace con una precisión milimétrica en el momento justo. 'Through the Valley' ya es historia de la televisión: un episodio enorme, de los que se quedan. De los que se comentan, se discuten, se sienten. Violento, hermoso, íntimo y devastador.
Todo está conectado y las decisiones tienen consecuencias. La brutal venganza de Abby no solo arrebata a Ellie su figura de referencia, también es el desencadenante que dinamita toda posibilidad de estabilidad o refugio. Si alguien esperaba una temporada con Jackson como un remanso de paz o seguridad, pronto descubre que ese espejismo no tiene cabida en este mundo.
Se ha hablado mucho de la brutalidad de la muerte de Joel a manos de Abby, una escena de una crudeza brutal. Pero el plano final del episodio golpea aún más fuerte: Ellie y Dina cabalgando en la nieve, arrastrando su cuerpo envuelto. La inmensidad blanca, el silencio absoluto, la lejanía de las montañas. No hay palabras. No hay música. Solo vacío. Esa imagen lo dice todo.
Levantarse y seguir
El dramatismo no está solo en el golpe asestado, sino en lo que vendrá después: en cómo se vive el duelo, en cómo se canaliza la rabia, en cómo Ellie empieza a redefinirse desde la pérdida. Porque aquí no hay tiempo para llorar: la historia sigue, y lo que viene no será más fácil.
A partir de aquí no hay vuelta atrás: todo cobra sentido. Cada decisión, cada paso, forma parte de un nuevo camino marcado por la pérdida, la culpa, la venganza, ¿la redención?, y, sobre todo, por lo que queda cuando ya no queda nada: levantarse y seguir.
El resultado es un absoluto acierto narrativo. Lo han vuelto a hacer: no se han limitado a copiar, han sabido transformar. Han tomado la esencia del juego y la han reescrito en el lenguaje de la televisión con inteligencia.
(Cuando la temporada avance, actualizaré y editaré la crítica. Mientras tanto, toca disfrutar del viaje...)