Para empezar, debo reconocer que no soy un amante de los musicales ni un fan de Abba, pero sorprendentemente esta peli me ha gustado. Y supongo que me ha gustado porque la peli es un petardo discotequero de cuidado, ¡en el mejor de los sentidos de petardo! Y es que esta peli es tan festiva que deja a otras como el desgarrador “Hedwig and the angry inch” como un tratado filosófico de los musicales.
El argumento es simplón y lineal y a veces las canciones se yuxtaponen sin que la línea argumental los una coherentemente, pero es suficiente para servir de masilla elástica y dar la continuidad suficiente a la peli como para salir satisfecho. Y es que el argumento es, en esa peli más que nunca, una herramienta (o excusa) para que el DJ pinche una sesión de casi dos horas de música retrodisco. El público de mi sesión, más agradecido que un servidor, disfrutó sin parar entregado a los ritmos pegadizos.
No estamos hablando de una obra original diseñada como musical puro y duro, sino de una retrospectiva musical de un grupo. Toda persona que vaya a ver esta peli debería tenerlo en cuenta antes de pagar la entrada. Y ya que Abba no es un cuarteto de cuerda perfectamente trajado, la peli se desmadra en sus coreografías un tanto surrealistas.
El reparto es desigual. La mejor, Meryl Streep, que ha sabido aprovechar al máximo ese regalo de interpretación caída del cielo. El peor, Pierce Brosnan, quien no esta a la altura ni de Risto Mejide cantando “My heart will go on“. Los personajes, salvo las amigas pelmas de la novia, estan introducidos tan superficialmente que no molestan ni desentonan. ¡Y ni falta que hace conocerlos!
Hay quien pueda argumentar que la peli es para cierto tipo de mujer… No lo sé, pero aseguro que los hombres con sentido del humor, amantes de las parodias surrealistas o que simplemente disfrutaron con Javier Capitán y Florentino Fernández imitando a Abba en “el Informal”, no quedaran defraudados.