Esta historia es la de un viaje, el cien que puede impactar sin explicar lo que muestra y de una resurrección de amor de pareja. Rossellini es un maestro de saber crear emociones sin sentimentalismos como en "Roma, ciudad abierta".

Una obra maestra pelicular de Roberto Rossellini dentro de su trayectoria que narra un viaje en coche por el Sur de Italia de una pareja británica con su mirada, de la clase alta de Londres, que empieza cuando se nota que la relación está deteriorada y acaba con una reconciliación que parece un final abierto.

Excepcional reparto e interpretaciones de George Sanders e Ingrid Bergman. Ingrid Bergman se había fugado de Hollywood de forma escandalosa dejando a su marido y familia y Rossellini en una católica Italia y esta película parece un trasunto muy actual de todas las contradicciones y peleas de su intensa vida emocional.
La vida arranca con lo que el paisaje a las afueras de Nápoles ven los personajes y después del escenario cómo hace reaccionar a la pareja. De hecho, George Sanders empieza despertando de un sueño y después de eso van a un Museo para ver el pasado con desasosiego, con escenas geniales como cuando se encuentra con una parturienta que vive en la pobreza lo que les crea cierta zozobra.

Rossellini empezó pensando en una trama de una novela rosa de Colette pero al no conseguir los derechos tuvo que inventarse una historia de amor "desdramatizándola", sin barroquismos, ni buscando el arte por el arte, sino haciéndola más intimista, sincera, y de una moralidad moderna, pero contraponiendola con el ambiente católico de Nápoles, donde mientras tienen una pelea pasa una procesión católica como esperando una epifanía como la pareja la espera, o cuando ven en Pompeya tras los restos volcánicos a una pareja abrazada fosilizada 2000 años después de la erupción.

Rossellini elige la psicología, se ve el ambiente en las calles llenas de gente en Nápoles, con sus solemnes entierros, su ambiente de mercado, las multitudes, la improvisación pero con un planteamiento pensado que va al grano con un buen ritmo, por lo que si empatizas con los personajes, como el ambiente y la forma de vivir te condiciona.

La desolación improvisada de Ingrid Bergman y el cinismo cómplice y de educación británica de él, con la presencia de la muerte y del infinito, incluso cuando está flirteando con la prostituta con la que al final no hace nada.

Además está película corta las escenas cuando quiere(pero mucho mejor que su alumno Godard y con mayor sentido narrativo), presenta realidades subterráneas como cuando por un pequeña avería del coche el él le propone el divorcio, los momentos de siesta en que toman el sol y empiezan las confesiones con un toque de agravio hiriente y la capacidad de esperanza en el desentierro de los pompeyanos en que parecen que piensan más en ellos mismos y lo que dicen pero creando emociones sin sentimentalismos.