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8

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8
7,8
13.824
Comedia
Harry Hinkle, un cámara de televisión, está transmitiendo un partido a pie de campo, cuando sufre una conmoción cerebral a raíz de un choque fortuito con un jugador de fútbol americano. A pesar de que se trata de una lesión sin importancia, su cuñado Willie Gingrich, un abogado sin escrúpulos, le propone fingir una grave lesión con el fin de cobrar una sustanciosa indemnización. Al principio, Harry se muestra reacio, pero acaba ... [+]
28 de noviembre de 2014
28 de noviembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Walter Matthau le dice a Jack Lemmon:
Ingrato, te estoy sirviendo un cuarto de millón de dólares en bandeja de plata.
Le muestra la cuña que usa de cenicero. Lo normal es que la traducción imaginativa de un titulo inglés sea mucho peor que el original, pero, en este caso, la traducción española –En bandeja de plata- me parece más sugerente que “The fortune cookie” de la versión inglesa. Esa analogía entre la cuña de orina y la bandeja de plata es más seductora que la galleta de la fortuna. Un director vienés debió de ver con sorpresa la afición por los pleitos de la sociedad americana. Wilder critica con su cinismo habitual a todas las instituciones y colectivos: médicos, abogados, matrimonios, niños, prensa, etc. No deja títere con cabeza. Nada de esto nos debía sorprender, porque es característico de la filmografía del director: diálogos mordaces, ironía y cinismo, aunque con una latente alegría de vivir cubriéndolo todo.
La extraordinaria química entre los dos actores principales –con los que Wilder repetiría en “Aquí un amigo”- es de todos conocida. Ambos actores se han encadenado a sus respectivos papeles una y otra vez: Lemmon es el ingenuo y bonachón, que sobrevive a duras penas en un mundo de tiburones, y Matthau se ha especializado en su rol de cascarrabias insensible. No obstante, lo que más me ha sorprendido es la homosexualidad latente –interracial para más señas- en la relación entre los personajes interpretados por Jack Lemmon y Ron Rich. La historia comienza cuando Harry Hinkle, cámara de televisión, recibe un golpe involuntario del jugador 'Boom Boom' Jackson mientras graba un partido de fútbol americano. Boom Boom se siente culpable y comienza a servir a Hinkle, adoptando el papel explícito de “esposa”. La llegada de su verdadera esposa, que regresa al olor del dinero, desplaza al solicito boom boom. El jugador, despechado por algo que parece más que simple amistad, se consuela con la bebida. Otras películas de Wilder contienen referencias y pasajes que rozan la homosexualidad: “Con faldas y a lo loco”, y su desternillante final, se ha convertido en un icono del cine gay, con toda su apoteosis de travestimo y bisexualidad. El sustrato de homosexualidad, explícita en algunos diálogos de “La vida privada Sherlock Holmes”, ese ambiguo personaje de Doyle, tampoco debe ser olvidado. Pero "En bandeja de plata” es aún más explícita; presenta claramente a un homosexual, oculto tras la fachada de personaje viril, cuya aspiración a convertirse en la pareja de Hinkle debe ser disfrazada de amistad, para evitar la correspondiente presión social. En definitiva, “En bandeja de plata” oculta, bajo su apariencia de comedia vitriólica de gran presupuesto, múltiples lecturas, diversas capas, que la hacen aún más rica e intrigante.
Ingrato, te estoy sirviendo un cuarto de millón de dólares en bandeja de plata.
Le muestra la cuña que usa de cenicero. Lo normal es que la traducción imaginativa de un titulo inglés sea mucho peor que el original, pero, en este caso, la traducción española –En bandeja de plata- me parece más sugerente que “The fortune cookie” de la versión inglesa. Esa analogía entre la cuña de orina y la bandeja de plata es más seductora que la galleta de la fortuna. Un director vienés debió de ver con sorpresa la afición por los pleitos de la sociedad americana. Wilder critica con su cinismo habitual a todas las instituciones y colectivos: médicos, abogados, matrimonios, niños, prensa, etc. No deja títere con cabeza. Nada de esto nos debía sorprender, porque es característico de la filmografía del director: diálogos mordaces, ironía y cinismo, aunque con una latente alegría de vivir cubriéndolo todo.
La extraordinaria química entre los dos actores principales –con los que Wilder repetiría en “Aquí un amigo”- es de todos conocida. Ambos actores se han encadenado a sus respectivos papeles una y otra vez: Lemmon es el ingenuo y bonachón, que sobrevive a duras penas en un mundo de tiburones, y Matthau se ha especializado en su rol de cascarrabias insensible. No obstante, lo que más me ha sorprendido es la homosexualidad latente –interracial para más señas- en la relación entre los personajes interpretados por Jack Lemmon y Ron Rich. La historia comienza cuando Harry Hinkle, cámara de televisión, recibe un golpe involuntario del jugador 'Boom Boom' Jackson mientras graba un partido de fútbol americano. Boom Boom se siente culpable y comienza a servir a Hinkle, adoptando el papel explícito de “esposa”. La llegada de su verdadera esposa, que regresa al olor del dinero, desplaza al solicito boom boom. El jugador, despechado por algo que parece más que simple amistad, se consuela con la bebida. Otras películas de Wilder contienen referencias y pasajes que rozan la homosexualidad: “Con faldas y a lo loco”, y su desternillante final, se ha convertido en un icono del cine gay, con toda su apoteosis de travestimo y bisexualidad. El sustrato de homosexualidad, explícita en algunos diálogos de “La vida privada Sherlock Holmes”, ese ambiguo personaje de Doyle, tampoco debe ser olvidado. Pero "En bandeja de plata” es aún más explícita; presenta claramente a un homosexual, oculto tras la fachada de personaje viril, cuya aspiración a convertirse en la pareja de Hinkle debe ser disfrazada de amistad, para evitar la correspondiente presión social. En definitiva, “En bandeja de plata” oculta, bajo su apariencia de comedia vitriólica de gran presupuesto, múltiples lecturas, diversas capas, que la hacen aún más rica e intrigante.