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Voto de Leonardo :
7

Voto de Leonardo :
7
6,8
10.465
8 de febrero de 2021
8 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde Gomorra (2008) quizás esta sea la película más impactante de Matteo Garrone. Controvertido y provocador, el director italiano nos introduce en un relato cargado de tensión, y de una atmósfera inquietante, donde seguimos los pasos de un peluquero canino en un pequeño poblado cercano a Nápoles. Este personaje, magistralmente interpretado por Marcello Fonte, (que le permitió alzarse con el premio a mejor actor en Cannes) es el antihéroe perfecto, leal, honesto, servicial, humilde, pero lleva una doble vida y está involucrado en el consumo y venta de cocaína.
Su precaria existencia se complica al involucrarse con un violento gánster que lo llevará a situaciones extremas, mientras intenta y mejorar la relación con su hija de 9 años.
Tocando algunas cuerdas del neorrealismo, con diálogos y una puesta en escena que nos trasmite un tono humanista, auténtico y desolador, DOGMAN mantiene con pulso acelerado la dinámica de una historia oscura y marginal. Sus analogías entre la esencia de los animales y seres humanos están a la vista, alegorías algo obvias, pero verdaderas.
Garrone plantea desde su metáfora marginal, una sociedad que está lejos de alcanzar el horizonte de la esperanza. Teñido de paisajes y climas grises, húmedos, incómodos, atestados de violencia y resignación. Ante este contexto caótico y derrotero, Marcello tiene su único atisbo de luz en un viaje que desea realizar con su hija, unas vacaciones en el mar, escapar no sólo a su rutina penosa, sino a su existencia achatada por un techo que lo tiene de rodillas.
Más allá de todo lo que nos ofrece el film, con sus virtudes y falencias, es de visionado obligatorio por el magnetismo actoral de Fonte, pilar principal y fundamental de DOGMAN.
Su precaria existencia se complica al involucrarse con un violento gánster que lo llevará a situaciones extremas, mientras intenta y mejorar la relación con su hija de 9 años.
Tocando algunas cuerdas del neorrealismo, con diálogos y una puesta en escena que nos trasmite un tono humanista, auténtico y desolador, DOGMAN mantiene con pulso acelerado la dinámica de una historia oscura y marginal. Sus analogías entre la esencia de los animales y seres humanos están a la vista, alegorías algo obvias, pero verdaderas.
Garrone plantea desde su metáfora marginal, una sociedad que está lejos de alcanzar el horizonte de la esperanza. Teñido de paisajes y climas grises, húmedos, incómodos, atestados de violencia y resignación. Ante este contexto caótico y derrotero, Marcello tiene su único atisbo de luz en un viaje que desea realizar con su hija, unas vacaciones en el mar, escapar no sólo a su rutina penosa, sino a su existencia achatada por un techo que lo tiene de rodillas.
Más allá de todo lo que nos ofrece el film, con sus virtudes y falencias, es de visionado obligatorio por el magnetismo actoral de Fonte, pilar principal y fundamental de DOGMAN.