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Voto de hate:
9

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9
8,1
21.419
Comedia
En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
21 de marzo de 2022
21 de marzo de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que era a Bogdanovich al que le preguntaron que cuáles eran sus películas favoritas. Y él respondió: "Perdonen, pero de mi vida privada no me gusta hablar." Algo así sucede con Plácido, es una pequeña joya que quieres guardar para ti nada más. Sexto largometraje de Berlanga, el primero en colaboración con Rafael Azcona, (quien venía de rodar con Marco Ferreri "El pisito" y "El cochecito") que ya serían inseparables, y que, entre otras muchas cosas, le influyó en su humor negro (la escena del encuentro de la comitiva de las "estrellas llegadas de Madrid" con el sepelio lleva su firma). Se estrenó en 1961 y fue nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa en 1962, premio que iría a parar a "Como un espejo" de Ingmar Bergman. La acción se desarrolla en una ciudad de provincias (Manresa, aunque en el film no se nombra) en una secuencia de 10-12 horas, desde el mediodía a la medianoche del día 24 de diciembre, lo que hace recordar a "Solo ante el peligro" de Fred Zinnemann.
Según el propio Berlanga, fue su película más conseguida, la más fluida y la que mejor le salió. Un film asombroso, en teoría es una comedia, pero no costumbrista, más bien "malacostumbrista". Berlanga refleja los pequeños vicios y las pequeñas maldades de la sociedad acompañados de sentido del humor. Es una crítica, además de social, al individuo, al ser humano (su egoísmo, su hipocresía, etc.) que te deja un malestar muy divertido.
Es un retrato de la España de finales de los años 50 y principios de los 60, del nacionalcatolicismo, aislada del mundo, la España de la dictadura de Franco. Berlanga escribió que no pretendía mandar ningún mensaje, sino más bien, al estilo de Valle Inclán, pasar un espejo a la realidad, una realidad que es esperpéntica. El trasfondo es una crítica implacable a la hipocresía social y a un concepto de la caridad. Berlanga decía que no creía en la caridad, que la caridad era un acto de egoísmo. Aquí vemos la caridad elevada a caricatura. Los ricos que sientan a un pobre a su mesa lo hacen por quedar bien, no hay sentimiento de generosidad en ese acto. Refleja a España en sus cuatro costados y no pasa de moda. Está claramente influenciada por las películas italianas de la época (Zavattini, Fellini, etc.).
Son estupendos sus famosos planos-secuencia. En este aspecto, supera a Robert Altman y le emparenta más con Max Ophüls. No son planos largos porque sí, sino que un personaje habla con otro y después con otro, y con otro... La cámara no encuentra el momento de terminar. Una puesta en escena maravillosa. Es una película muy perfeccionista, están cuidados todos los detalles, no hay ni un solo plano que falte o que sobre. Lo que se tenían que divertir Berlanga y Azcona organizando todo eso.
Los personajes son geniales. Todos, salvo quizá la mujer de Plácido (estupenda Elvira Quintilla), tienen su punto de miseria, todos van a la suyo, ponen sus intereses lo primero por encima de cualquier cosa. En cuanto al protagonista, a pesar de ser un reparto coral, Cassen no era la primera opción, era Paco Rabal. Era el primer papel de Cassen en el cine que venía del mundo cómico pero, a pesar de sus dudas iniciales, Berlanga acabó muy contento con su actuación. El pobre hombre arrastra la fatalidad de la burocracia, quiero hacerlo bien pero siempre le falla algo. A pesar de que es una película cruel, al final hay piedad.
Según el propio Berlanga, fue su película más conseguida, la más fluida y la que mejor le salió. Un film asombroso, en teoría es una comedia, pero no costumbrista, más bien "malacostumbrista". Berlanga refleja los pequeños vicios y las pequeñas maldades de la sociedad acompañados de sentido del humor. Es una crítica, además de social, al individuo, al ser humano (su egoísmo, su hipocresía, etc.) que te deja un malestar muy divertido.
Es un retrato de la España de finales de los años 50 y principios de los 60, del nacionalcatolicismo, aislada del mundo, la España de la dictadura de Franco. Berlanga escribió que no pretendía mandar ningún mensaje, sino más bien, al estilo de Valle Inclán, pasar un espejo a la realidad, una realidad que es esperpéntica. El trasfondo es una crítica implacable a la hipocresía social y a un concepto de la caridad. Berlanga decía que no creía en la caridad, que la caridad era un acto de egoísmo. Aquí vemos la caridad elevada a caricatura. Los ricos que sientan a un pobre a su mesa lo hacen por quedar bien, no hay sentimiento de generosidad en ese acto. Refleja a España en sus cuatro costados y no pasa de moda. Está claramente influenciada por las películas italianas de la época (Zavattini, Fellini, etc.).
Son estupendos sus famosos planos-secuencia. En este aspecto, supera a Robert Altman y le emparenta más con Max Ophüls. No son planos largos porque sí, sino que un personaje habla con otro y después con otro, y con otro... La cámara no encuentra el momento de terminar. Una puesta en escena maravillosa. Es una película muy perfeccionista, están cuidados todos los detalles, no hay ni un solo plano que falte o que sobre. Lo que se tenían que divertir Berlanga y Azcona organizando todo eso.
Los personajes son geniales. Todos, salvo quizá la mujer de Plácido (estupenda Elvira Quintilla), tienen su punto de miseria, todos van a la suyo, ponen sus intereses lo primero por encima de cualquier cosa. En cuanto al protagonista, a pesar de ser un reparto coral, Cassen no era la primera opción, era Paco Rabal. Era el primer papel de Cassen en el cine que venía del mundo cómico pero, a pesar de sus dudas iniciales, Berlanga acabó muy contento con su actuación. El pobre hombre arrastra la fatalidad de la burocracia, quiero hacerlo bien pero siempre le falla algo. A pesar de que es una película cruel, al final hay piedad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Pero usted... usted debe ser muy viejo.
- Mucho hija, mucho. Pa' octubre del año que viene, 79.
- Qué gracioso es usted. Pero está muy bien conservado, ¿sabe?
- No lo crea, no. Son las apariencias. Tengo un dolor en "toa" esta parte. Las hermanitas dice que no, pero yo creo que es cáncer.
- Mucho hija, mucho. Pa' octubre del año que viene, 79.
- Qué gracioso es usted. Pero está muy bien conservado, ¿sabe?
- No lo crea, no. Son las apariencias. Tengo un dolor en "toa" esta parte. Las hermanitas dice que no, pero yo creo que es cáncer.