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Voto de Maldito Bastardo:
7

Voto de Maldito Bastardo:
7
1992 

Documental, Intervenciones de: Antonio López
7,4
5.716
Documental
Ésta es la historia de un artista (Antonio López) que trata de pintar, durante la época de maduración de sus frutos, un árbol —un membrillero— que hace tiempo plantó en el jardín de la casa que ahora le sirve de estudio. A lo largo de su vida, casi como una necesidad, el pintor ha trabajado sobre el mismo tema en muchas ocasiones. Cada año, con la llegada del otoño, esa necesidad se renueva. Lo que el artista no ha hecho nunca en su ... [+]
13 de abril de 2006
13 de abril de 2006
60 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Víctor Erice es poseedor de una de las filmografías más cortas en número pero más consagradas del cine español. No extraña para nada que “El espíritu de la colmena” y “El sur” estén las listas de los mejores filmes españoles de todos los tiempos.
“El sol del membrillo” es un documental experimental al margen de reglas. Cine de autor puro y duro, de arte y ensayo, que explora terrenos fílmicos a los que pocos o nadie se ha asomado. Erice se acerca a este estilo para explorar la imposibilidad de retratar lo efímero, de detener el paso del tiempo. Lo hace a través de un pintor, Antonio López, que desea retratar en un cuadro el apogeo de los membrillos, tarea imposible por las condiciones metereológicas que acompañan la llegada del invierno.
Desde un punto de vista técnico Víctor Erice abusa de planos detalles, utiliza el sonido ambiente y no introduce música no diegética hasta el desenlace. También está repleta de encadenados sobre la misma posición de cámara para mostrar la evolución del trabajo del artista a modo de elipsis.
Es cierto que no es cine convencional, que para algunos se puede convertir en un ejercicio de pedantería y vacuidad, de cine aburrido indigerible. Pero tiene detalles que dejan fascinado, sobre todo los invitados que se introducen en el trabajo del artista para añadir paralelismos y profundidad a la cinta.
Al igual que uno de los invitados renuncia a la foto de Conchita, Antonio López renuncia a su trabajo. También esos obreros que realizan una reforma en el estudio enfatizan la destrucción / construcción de toda "obra". O ese cierre de la puerta ligado al final del trabajo del pintor.
Como sucede en la también recomendable y más corta "Tren de sombras" de José Luis Guerín, los terrenos en los que se introduce Erice atentan claramente contra el cine de entretenimiento y también contra de los nueve primeros mandamientos de Billy Wilder: no aburrirás. Para aquellos que no nos hemos aburrido, aunque sea parcialmente, como ha sido mi caso, apreciaremos mejor la película.
“El sol del membrillo” es un documental experimental al margen de reglas. Cine de autor puro y duro, de arte y ensayo, que explora terrenos fílmicos a los que pocos o nadie se ha asomado. Erice se acerca a este estilo para explorar la imposibilidad de retratar lo efímero, de detener el paso del tiempo. Lo hace a través de un pintor, Antonio López, que desea retratar en un cuadro el apogeo de los membrillos, tarea imposible por las condiciones metereológicas que acompañan la llegada del invierno.
Desde un punto de vista técnico Víctor Erice abusa de planos detalles, utiliza el sonido ambiente y no introduce música no diegética hasta el desenlace. También está repleta de encadenados sobre la misma posición de cámara para mostrar la evolución del trabajo del artista a modo de elipsis.
Es cierto que no es cine convencional, que para algunos se puede convertir en un ejercicio de pedantería y vacuidad, de cine aburrido indigerible. Pero tiene detalles que dejan fascinado, sobre todo los invitados que se introducen en el trabajo del artista para añadir paralelismos y profundidad a la cinta.
Al igual que uno de los invitados renuncia a la foto de Conchita, Antonio López renuncia a su trabajo. También esos obreros que realizan una reforma en el estudio enfatizan la destrucción / construcción de toda "obra". O ese cierre de la puerta ligado al final del trabajo del pintor.
Como sucede en la también recomendable y más corta "Tren de sombras" de José Luis Guerín, los terrenos en los que se introduce Erice atentan claramente contra el cine de entretenimiento y también contra de los nueve primeros mandamientos de Billy Wilder: no aburrirás. Para aquellos que no nos hemos aburrido, aunque sea parcialmente, como ha sido mi caso, apreciaremos mejor la película.