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Voto de Maldito Bastardo:
6

Voto de Maldito Bastardo:
6
5,3
1.476
Comedia
Clint trabaja en una gasolinera y tiene un irresistible atractivo para las mujeres. Está casado con la explosiva y celosa SuperAngel, con la que mantiene continuas discusiones y peleas. Tras el asesinato de Superángel, todas las sospechas recaen sobre él. Emprenderá entonces una loca huida por el desierto americano, durante la que se verá acosado por numerosas jóvenes deseosas de hacerle gozar de sus encantos. Un film de culto en el que ... [+]
13 de abril de 2006
13 de abril de 2006
67 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Russ Meyer y gracias a la corte suprema de los Estados Unidos nació el nudie. Un género que captó al público americano por ofrecer lo que nadie había mostrado antes en una pantalla de cine: desnudos femeninos y sexo light.
Aunque los cinéfilos más exigentes lo consideraran un subgénero de nula calidad, Russ Meyer no solo ofrecía mujeres pechugonas o pin ups explosivas sino que combina el erotismo con la violencia. También era el productor, director, guionista y editor de sus películas. A eso se le llama cine independiente o de autor en su concepto formal.
¡Y mucho antes que Cassavetes y compañía!
Como el propio reconocía quería que sus películas fuesen diferentes al resto a través del montaje, la dirección y sobre todo teniendo las mujeres más explosivas y provocativas. Que le apodasen el Fellini del cine erótico no resulta para nada extraño.
El cine de Russ Meyer ha quedado desfasado, no por lo visual pero sí por el contenido. El hardcore que se ha impuesto en el porno actual hace que los filmes de Meyer sean más revisitados por cinéfilos que por onanistas en busca de material retro. No son películas casposas ni tampoco la mujer es exhibida como un consorte o unos pechos debajo de una cabeza. Lleva las riendas de la historia y se impone al sexo masculino.
Es un cine más “cool” que “poor” como dirían en el otro lado del charco.
"Supervixens" es un ejemplo, como casi todos sus filmes, de una explosiva combinación de sexo, tetonas y violencia con incursiones en el gore (la secuencia de la bañera es brutal, divertida y violenta). También conviene recordar que el gore nació del nudie.
La road movie que se monta Russ Meyer se desinfla como una muñeca hinchable en un desierto lleno de cactus, aunque destacan los momentos divertidos y una visión edulcorada y grotesca del sexo.
Tiene frases para añadir a la galería de Meyer como “Tu culo no vale tanto” y “Me gustan los buenos puros, pero no siempre los tengo en la boca”.
Filme irregular que conviene revisar como un espectáculo bizarro e incatalogable.
Mención aparte y especial respeto tratamiento merece “Faster Pussycat! Kill! Kill!” que demuestra una pericia y virtuosismo de Meyer a la cámara que no ha pasado de moda y del que Tarantino ha sacado pechuga y tajada en el cine moderno. Una obra de culto imperecedera y sin fecha de caducidad.
Aunque los cinéfilos más exigentes lo consideraran un subgénero de nula calidad, Russ Meyer no solo ofrecía mujeres pechugonas o pin ups explosivas sino que combina el erotismo con la violencia. También era el productor, director, guionista y editor de sus películas. A eso se le llama cine independiente o de autor en su concepto formal.
¡Y mucho antes que Cassavetes y compañía!
Como el propio reconocía quería que sus películas fuesen diferentes al resto a través del montaje, la dirección y sobre todo teniendo las mujeres más explosivas y provocativas. Que le apodasen el Fellini del cine erótico no resulta para nada extraño.
El cine de Russ Meyer ha quedado desfasado, no por lo visual pero sí por el contenido. El hardcore que se ha impuesto en el porno actual hace que los filmes de Meyer sean más revisitados por cinéfilos que por onanistas en busca de material retro. No son películas casposas ni tampoco la mujer es exhibida como un consorte o unos pechos debajo de una cabeza. Lleva las riendas de la historia y se impone al sexo masculino.
Es un cine más “cool” que “poor” como dirían en el otro lado del charco.
"Supervixens" es un ejemplo, como casi todos sus filmes, de una explosiva combinación de sexo, tetonas y violencia con incursiones en el gore (la secuencia de la bañera es brutal, divertida y violenta). También conviene recordar que el gore nació del nudie.
La road movie que se monta Russ Meyer se desinfla como una muñeca hinchable en un desierto lleno de cactus, aunque destacan los momentos divertidos y una visión edulcorada y grotesca del sexo.
Tiene frases para añadir a la galería de Meyer como “Tu culo no vale tanto” y “Me gustan los buenos puros, pero no siempre los tengo en la boca”.
Filme irregular que conviene revisar como un espectáculo bizarro e incatalogable.
Mención aparte y especial respeto tratamiento merece “Faster Pussycat! Kill! Kill!” que demuestra una pericia y virtuosismo de Meyer a la cámara que no ha pasado de moda y del que Tarantino ha sacado pechuga y tajada en el cine moderno. Una obra de culto imperecedera y sin fecha de caducidad.