Una película de Minecraft podría ser perfectamente una versión alternativa de la nueva Jumanji con menos simpatía y mucho más absurda.
Esta historia es un compendio de torpeza intentando crear un mundo propio que es totalmente reiterativo, donde la imaginación es totalmente escasa y sus diálogos irracionales, pero ni siquiera por eso están a salvo sus interpretaciones egocéntricas y ridículas con unos números musicales de pura vergüenza ajena, al igual que cualquier resquicio de inquietud en su argumento.
Un fallido despliegue de efectos visuales difícil de digerir sin la presencia necesaria de ninguno de los actores para salvar esta absoluta basura.
Si tienes hijos y son fanáticos de Minecraft no te queda más remedio que ir a ver este despropósito.