Aunque no le pongo un 10 por fallos que observo en el guión. Hay mimbres, muy buenos mimbres, y quizás el director se enreda en poner a Charlie como dueño de un compraventa de coches que no le funciona nada bien para justificar el por qué necesita dinero. Nos tiramos todo el metraje entre la emisión de gases de los coches, los gritos a su novia, la larga espera de los clientes, le voy a descontar 5000 € por su paciencia, en fin que no, que hubiera sido más sencillo inventarse un rollo de drogas, que aunque más típico no hace falta tanta explicación, y no creo yo que sea tan de vida o muerte ese dinero, porque al fin y al cabo, si te ha dado una señal y no quieren el coche, es el mejor negocio del mundo, se lo vendes a otro. O inventarse otro móvil más original, y entonces ya no se lo que habría pasado, le dan todos los oscars.

Luego, otra de las cuestiones es que Charlie está todo el rato asombrándose por la habilidad mental de su hermano, y hasta la cuarta o quinta demostración, en el restaurante con la carta de menú codificada, no decide emplearlo para lucrarse.

Son fallos de guión, pero por lo demás me encanta, con una progresión perfecta, terminando en un final coherente, sin autosatisfacciones para el espectador.

La imagen en el tren de despedida, con Rain Man siguiendo a su rollo, con su televisión impasible a lo que estaba sucediendo, es magistral. Un 15 para Hoffman, no recuerdo una actuación que me impresionara tantísimo.