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Voto de CHIRU:
8

Voto de CHIRU:
8
25 de junio de 2020
25 de junio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rossellini nos muestra con maestría los encantos del sur de Italia, una zona que hasta la Guerra de Sucesión perteneció a España. De ahí sus sorprendentes coincidencias. De hecho, el rey Carlos del que se habla en la película es Carlos III, rey de Nápoles y de Madrid, Borbón, bisabuelo de Isabel II, a su vez, tatarabuela del Rey emérito Juan Carlos I.
La historia es un affaire más entre un matrimonio británico que ha tenido poco tiempo para conocerse y marchan en auto al sur de Italia, descubriendo un mundo salvaje para ellos, con mosquitos que se estampan en la luna del coche, vacas que cierran el camino y mujeres religiosas que no hacen más que tener hijos…
La imagen más impactante son las estatuas del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, con una descripción fabulosa, en pocos toques, natural, como si estuviéramos allí… De la misma forma que se nos da una explicación teórica de la ionización del aire en el Vesubio, con su volcán de bolsillo y todo. Finalmente, esa presencia in situ de cómo se formaron las figuras de yeso de Pompeya, mientras nos sacan de allí por sus milenarias calles, intactas al paso del tiempo, un recuerdo del pasado para disfrutar en el día de hoy.
Solo Rossellini sabía sacar esas imágenes reales de una forma tan natural.
La historia es un affaire más entre un matrimonio británico que ha tenido poco tiempo para conocerse y marchan en auto al sur de Italia, descubriendo un mundo salvaje para ellos, con mosquitos que se estampan en la luna del coche, vacas que cierran el camino y mujeres religiosas que no hacen más que tener hijos…
La imagen más impactante son las estatuas del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles, con una descripción fabulosa, en pocos toques, natural, como si estuviéramos allí… De la misma forma que se nos da una explicación teórica de la ionización del aire en el Vesubio, con su volcán de bolsillo y todo. Finalmente, esa presencia in situ de cómo se formaron las figuras de yeso de Pompeya, mientras nos sacan de allí por sus milenarias calles, intactas al paso del tiempo, un recuerdo del pasado para disfrutar en el día de hoy.
Solo Rossellini sabía sacar esas imágenes reales de una forma tan natural.