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Voto de Meroe:
7

Voto de Meroe:
7
6,6
2.830
Serie de TV. Animación. Terror
Serie de TV (2014). 12 episodios. En Tokyo ocurren asesinatos misteriosos cometidos por Ghouls, seres desconocidos que comen carne humana, un día Kaneki Ken un joven de 18 años que cursa la Universidad conoce a una chica en un restaurante y la invita a salir, pero luego se da cuenta que ella es un Ghoul y sufre un ataque de parte de ella, pero afortunadamente sobrevive y la muchacha muere; debido a sus heridas los médicos le hacen un ... [+]
9 de mayo de 2016
9 de mayo de 2016
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tokyo Ghoul es un anime muy interesante, inteligente y con una potente carga psicológica. De hecho creo que gran parte de su éxito es que lejos de recrearse en la violencia y el sadismo extremo (éste anime perfectamente podría haber sido un Shingeki no Kyojin versión Tokyo) se apoya en sus personajes, y en los lazos que hay entre ellos. Tokyo Ghoul destaca por poseer un potente abanico de personajes, todos ellos únicos, complejos y con un pasado que marca su carácter. Si bien creo que le faltan nervio y cierta intensidad, en general he disfrutado con ésta historia.
Tokyo Ghoul nos sitúa en la capital nipona, donde no sé sabe por qué han aparecido unas voraces criaturas llamadas "ghouls". Físicamente son idénticos a nosotros, hablan y actúan como nosotros pero tienen un detalle característico: comen humanos. No se trata de maldad o sadismo -hay casos y casos, naturalmente- sino de pura y simple alimentación; y es que los ghouls no pueden comer otra cosa que no sea carne humana, cualquier otro alimento es rechazado. Están los ghouls pacíficos que únicamente comen carne de suicidas o accidentados, los cazadores que matan para alimentarse, los insaciables depredadores que asesinan por placer y los caníbales a los que les da igual carne humana o ghoul...
En resumen, por alguna razón el ser humano ha bajado un peldaño en la cadena alimenticia. Para contraatacar semejante amenaza, el gobierno envía "mensajeros" para perseguir y acabar con éstas peligrosas criaturas, y en los rincones de Tokyo tiene lugar una silenciosa guerra. Ghouls matan humanos, humanos matan a ghouls por matar humanos, ghouls matan a humanos por matar ghouls inocentes... y así en una cadena infinita. Éste ambiguo juego de "El gato y el ratón" saca lo peor de todos los que se unen a él. Nadie es inocente, nadie tiene el alma limpia.
Todo se reduce al racismo, al odio mutuo que sienten ambas razas. Claro que el odio ghoul es un desprecio parecido al que nosotros sentimos cuando damos buena cuenta de un chuletón sin preguntarnos cuánto habrá sufrido el pobre animal. El odio humano es una natural mezcla de miedo a ser devorados y rabia, por haber perdido el estatus de "ser superior": el que se come a todos y no es comido por nadie. Ambas razas cometen actos atroces, la mayoría impensables para la gente normal, de tal modo que no existe raza "buena" y "mala" como en Shingeki no Kyojin.
En Tokyo Ghoul no tratan una cuestión de héroes contra villanos, sino de los esfuerzos de cada uno -independientemente de su raza- por sobrevivir en ese mundo cada vez más caldeado por el miedo, la sangre y el odio. Un mundo a punto de estallar.
De hecho, al principio la historia se centraba únicamente en Kaneki, un universitario normal que se convierte en híbrido cuando por omisión le transplantan un órgano de una ghoul, y tiene que adaptarse a su nueva naturaleza. Parece que el anime va a desarrollar la lucha interna de Kaneki, sus dudas existenciales "humano o ghoul", pero pronto empiezan a coger fuerza y protagonismo otros personajes tanto humanos como ghoul, y el problema de Kaneki se difunde entre los problemas de los demás. Una guerra abierta es cada vez más inminente, y si eso ocurre aquellos que han luchado tanto por llevar una vida normal lo perderán todo: sus vidas, sus esperanzas, sus sueños de paz...
En general Tokyo Ghoul me ha gustado, si bien no entrará en mi lista de favoritos. Es inteligente, profundo, maduro y está llevado con mucha elegancia incluyendo sus increíbles escenas de acción. En contra diré que le falta garra, más calor en su sangre, y un protagonista menos pasivo ante lo que ocurre a su alrededor. Esperaremos a ver qué ocurre en la siguiente temporada.
Tokyo Ghoul nos sitúa en la capital nipona, donde no sé sabe por qué han aparecido unas voraces criaturas llamadas "ghouls". Físicamente son idénticos a nosotros, hablan y actúan como nosotros pero tienen un detalle característico: comen humanos. No se trata de maldad o sadismo -hay casos y casos, naturalmente- sino de pura y simple alimentación; y es que los ghouls no pueden comer otra cosa que no sea carne humana, cualquier otro alimento es rechazado. Están los ghouls pacíficos que únicamente comen carne de suicidas o accidentados, los cazadores que matan para alimentarse, los insaciables depredadores que asesinan por placer y los caníbales a los que les da igual carne humana o ghoul...
En resumen, por alguna razón el ser humano ha bajado un peldaño en la cadena alimenticia. Para contraatacar semejante amenaza, el gobierno envía "mensajeros" para perseguir y acabar con éstas peligrosas criaturas, y en los rincones de Tokyo tiene lugar una silenciosa guerra. Ghouls matan humanos, humanos matan a ghouls por matar humanos, ghouls matan a humanos por matar ghouls inocentes... y así en una cadena infinita. Éste ambiguo juego de "El gato y el ratón" saca lo peor de todos los que se unen a él. Nadie es inocente, nadie tiene el alma limpia.
Todo se reduce al racismo, al odio mutuo que sienten ambas razas. Claro que el odio ghoul es un desprecio parecido al que nosotros sentimos cuando damos buena cuenta de un chuletón sin preguntarnos cuánto habrá sufrido el pobre animal. El odio humano es una natural mezcla de miedo a ser devorados y rabia, por haber perdido el estatus de "ser superior": el que se come a todos y no es comido por nadie. Ambas razas cometen actos atroces, la mayoría impensables para la gente normal, de tal modo que no existe raza "buena" y "mala" como en Shingeki no Kyojin.
En Tokyo Ghoul no tratan una cuestión de héroes contra villanos, sino de los esfuerzos de cada uno -independientemente de su raza- por sobrevivir en ese mundo cada vez más caldeado por el miedo, la sangre y el odio. Un mundo a punto de estallar.
De hecho, al principio la historia se centraba únicamente en Kaneki, un universitario normal que se convierte en híbrido cuando por omisión le transplantan un órgano de una ghoul, y tiene que adaptarse a su nueva naturaleza. Parece que el anime va a desarrollar la lucha interna de Kaneki, sus dudas existenciales "humano o ghoul", pero pronto empiezan a coger fuerza y protagonismo otros personajes tanto humanos como ghoul, y el problema de Kaneki se difunde entre los problemas de los demás. Una guerra abierta es cada vez más inminente, y si eso ocurre aquellos que han luchado tanto por llevar una vida normal lo perderán todo: sus vidas, sus esperanzas, sus sueños de paz...
En general Tokyo Ghoul me ha gustado, si bien no entrará en mi lista de favoritos. Es inteligente, profundo, maduro y está llevado con mucha elegancia incluyendo sus increíbles escenas de acción. En contra diré que le falta garra, más calor en su sangre, y un protagonista menos pasivo ante lo que ocurre a su alrededor. Esperaremos a ver qué ocurre en la siguiente temporada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Con diferencia el capítulo que más me ha gustado ha sido el último, cuando Kaneki se perfila como el protagonista absoluto de la siguiente temporada, que es lo que todos deseábamos desde el principio. Cuando acepta su naturaleza de depredador.
Hasta éste último capítulo no había sentido nada especial por él, ni bueno ni malo; solo confiaba en que en algún momento abandonara su amable pasividad y se involucrara en ese mundo. ¿Cómo iba a imaginar que le tenían preparada semejante tortura física y mental? Entonces mis sentimientos fluyeron por Kaneki, mi súplica silenciosa y desesperada por que alguien -el que fuera- le salvara del maníaco carnicero. Habría que tener un corazón de hielo para no empatizar con su desesperación, con ese dolor llevado al extremo.
Su transformación (primero psicológica y luego física) casi podría calificarse de épica. La condescendencia que había sentido por él durante once capítulos en un instante se convirtió en respeto y admiración. Kaneki ya no es un niño humano, sino un ghoul forjado por la determinación y el deseo de vivir. Un verdadero protagonista.
Hasta éste último capítulo no había sentido nada especial por él, ni bueno ni malo; solo confiaba en que en algún momento abandonara su amable pasividad y se involucrara en ese mundo. ¿Cómo iba a imaginar que le tenían preparada semejante tortura física y mental? Entonces mis sentimientos fluyeron por Kaneki, mi súplica silenciosa y desesperada por que alguien -el que fuera- le salvara del maníaco carnicero. Habría que tener un corazón de hielo para no empatizar con su desesperación, con ese dolor llevado al extremo.
Su transformación (primero psicológica y luego física) casi podría calificarse de épica. La condescendencia que había sentido por él durante once capítulos en un instante se convirtió en respeto y admiración. Kaneki ya no es un niño humano, sino un ghoul forjado por la determinación y el deseo de vivir. Un verdadero protagonista.