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Voto de Danivtar:
8

Voto de Danivtar:
8
7,6
107.532
Drama. Romance. Comedia. Ciencia ficción
Joel (Jim Carrey) recibe un terrible golpe cuando descubre que su novia Clementine (Kate Winslet) ha hecho que borren de su memoria todos los recuerdos de su tormentosa relación. Desesperado, se pone en contacto con el creador del proceso, el Dr. Howard Mierzwiak, para que borre a Clementine de su memoria. Pero cuando los recuerdos de Joel empiezan a desaparecer de pronto redescubre su amor por Clementine. Desde lo más profundo de su ... [+]
24 de febrero de 2015
24 de febrero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vamos a inventar títulos, señores españoles -en vez de traducirlos rectamente, que sería lo ideal- al menos inventemos alguno que coincida con el argumento del film. He visto tantos títulos españoles atroces, parecen confabular contra el éxito del film. "Olvídate de mí" no habla para nada de esta historia en la que una misteriosa clínica ofrece a quien lo solicite el borrado de una trama íntegra de recuerdos, típicamente asociados al dolor de una relación amorosa frustrada. Antes bien sería "Me olvidaré de ti". Pero claro, el mejor título para este singular film no puede ser otro que "Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos". Entrando en tema, tal es el milagro que propone la Sociedad Laguna, limpiar la mente de un recuerdo perturbador(1), ofreciendo así la oportunidad de un nuevo y limpio comienzo. La Sociedad Laguna, Clementine -Kate Winslet- y Joel -Jim Carrey- son los protagonistas de esta épica y atípica historia de amor. Un film de factura increíble, con actuaciones sobresalientes de aquellos dos grandes. Pero su verdadera maravilla reside en el montaje. La arquitectura narrativa y el impecable e intrincado montaje dispensan con mucho los fallos intrínsecos del argumento. Asistiremos a la historia de amor entre Joel y Clementine, historia que de original, por cierto, no tiene nada, nada en absoluto. Lo asombroso es cómo se nos narra, a través de los recuerdos de Joel en proceso de ser exterminados. Vemos la historia a través de un viaje temporal inverso en la mente de este Joel que ha decidido purgarse de la difícil Clementine. Pero que, en pleno tratamiento, le da por arrepentirse. El film oscila entonces de manera alucinante entre mundos diversos, el universo espacio-temporal de los recuerdos de Joel, y el mundo real, que por momentos interactúan. Entramado no poco complejo, quizás indigerible para el espectador medio, pero definitivamente fascinante, la verdadera esencia de la película.
Un diez por la forma -tapiz audiovisual de arrebatadora belleza- y un seis por el argumento un tanto débil, hacen promedio de ocho, número suficiente -pienso- para recomendar esta película que, con todo, tengo entre mis favoritas.
Un diez por la forma -tapiz audiovisual de arrebatadora belleza- y un seis por el argumento un tanto débil, hacen promedio de ocho, número suficiente -pienso- para recomendar esta película que, con todo, tengo entre mis favoritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(1)Ahora bien, la idea tiene sus fallos. Suena extraño como terapia extirpar a uno de los miembros de la malograda relación el recuerdo del otro, sin que este otro sepa nada y se tope entonces luego con alguien que parece no conocerlo en absoluto. Además, el éxito del tratamiento depende de la colaboración prestada, sin ninguna garantía, por todos los conocidos del paciente, a quienes se les solicita por carta que no le menten jamás el nombre del "extirpado". A todos, menos al extirpado mismo, que se queda sin entender nada. No parece en absoluto un procedimiento que pudiera ganarse el favor de ningún ministerio público de salud. De hecho, en la historia ocurren todos los fallos que lógicamente pueden ocurrir con semejante cura. Joel se entera de lo que ha hecho Clementine -borrarle de su mente- porque se lo revela un amigo común de la pareja, violando el secreto que le pedía la clínica. Por lo demás, es bien evidente que este olvido forzoso no resuelve esos resortes internos que, reapareciendo la causa, generan los mismos efectos. Al propio jefe de la clínica, para su completo escarnio, le sucede cuando su secretaria -a la que le efectuaran el tratamiento- vuelve a enamorarse de él. Si éste pretende ser el mensaje de la trama -"el amor puede borrarse de la mente pero no del corazón"- resulta un tanto trivial. Todo el argumento es una excusa más bien errónea -pero que necesariamente debemos dispensar- en favor de un ejercicio estilístico de montaje y de un acertadísimo y delirante experimento visual. La verdadera moraleja sería otra, y tiene que ver con ese maravilloso final en el que Clementine y Joel asisten azorados a las críticas que generosamente se dispensan al iniciarse el tratamiento. Ninguno de los dos puede reconocerse en la formulación de todos esos cargos tan amargos. ¿Cómo es que la pasión puede convertirse en aborrecimiento al cabo de un tiempo de tratos? Pero es lo que ocurre. ¿Vale entonces la pena reanudar la relación? La última palabra la darán ellos.