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Voto de nico:
8

Voto de nico:
8
6,4
19.675
15 de abril de 2025
15 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero en este caso, es más bien: ojos que no quieren ver. Una ceguera voluntaria, cómoda, casi estructural.
"Home, sweet home", ese refugio íntimo que tantas veces se convierte en una cápsula de indiferencia ante el dolor ajeno.
La banalidad del mal no llega sola. La acompaña la apatía, la indiferencia, el egoísmo elevado a la enésima potencia. Una maldad vulgar, silenciosa, que se disfraza de normalidad y se instala en la rutina diaria. La facilidad para mirar hacia otro lado, para no involucrarse, para no cuestionar.
No hay mayor ciego que quien elige no ver.
La monstruosidad no siempre grita; a veces simplemente observa en silencio. Y peor aún: a veces el monstruo somos nosotros, cuando ignoramos la barbarie que nos rodea.
Es esa cotidianidad del mal —aparentemente inofensiva— la que resulta más estremecedora. Una mirada conceptual al horror, simbólica, desoladora, pero también contundente.
Este enfoque ofrece una perspectiva única al abordar el Holocausto: no solo como una tragedia perpetrada por unos pocos, sino como un fenómeno sostenido por la indiferencia de muchos. Un espejo incómodo que obliga a preguntarnos: ¿qué tan lejos estamos nosotros de ese silencio cómplice?
"Home, sweet home", ese refugio íntimo que tantas veces se convierte en una cápsula de indiferencia ante el dolor ajeno.
La banalidad del mal no llega sola. La acompaña la apatía, la indiferencia, el egoísmo elevado a la enésima potencia. Una maldad vulgar, silenciosa, que se disfraza de normalidad y se instala en la rutina diaria. La facilidad para mirar hacia otro lado, para no involucrarse, para no cuestionar.
No hay mayor ciego que quien elige no ver.
La monstruosidad no siempre grita; a veces simplemente observa en silencio. Y peor aún: a veces el monstruo somos nosotros, cuando ignoramos la barbarie que nos rodea.
Es esa cotidianidad del mal —aparentemente inofensiva— la que resulta más estremecedora. Una mirada conceptual al horror, simbólica, desoladora, pero también contundente.
Este enfoque ofrece una perspectiva única al abordar el Holocausto: no solo como una tragedia perpetrada por unos pocos, sino como un fenómeno sostenido por la indiferencia de muchos. Un espejo incómodo que obliga a preguntarnos: ¿qué tan lejos estamos nosotros de ese silencio cómplice?