Anna es la hija del presidente, la hija del presidente quiere ser normal, la hija del presidente quiere un novio, la hija del presidente no quiero sólo política, ya les cae la ficha? Esto ya ha pasado a ser una categoría más que se ha infiltrado como parte del género de las comedias románticas del último tiempo.

Si bien pudimos ver relaciones accidentales con "The American President" de Reiner, "Chasing my Liberty", en realidad, tiene la rareza de ser de esas películas que parecen estrenarse como contrapunto de otra, tal vez en el mismo año, que parece que son dos cintas gemelas o espejadas, cuyos productores corrieron hasta el cine para darles proyección un día antes; podemos desempolvar el caso de "Buscando a Nemo" y "El espanta-tiburones", de "Bichos" y "Antz", de "Friends with Benefits" y "Not Strings Attached" o de "Madagascar" y "The Wild".
En el caso de este largometraje de Warner, el doble tiene a Katie Holmes en el lugar de Moore, a Forest Whitaker en el sillón de Cadiff y a Michael Keaton en la oficina de Harmon, (ese cambio sí que vale porque Harmon nos decepciona como mandatorio: un presidente que lee el diario).

Sin embargo, más allá de la competencia dilucidante con Fox, este filme es un box de bombones en sí mismo, (es dulce, lo sabemos, pero es como una box de bombones porque hay envolturas y chocolate); la historia carece de sorpresa y lo desvelado es chocolate, lo ya predicho por los gurús del cine, (el famoso chocolate por la noticia).

Si habría un individuo con trastornos de personalidad disociativa, el alter ego sería peor o tan malo como el propio "yo", el habitual; bueno, ensamblando la analogía, ésta película es casi tan mala como la Katie Holmes, pero la supera en minucias y rasgos. No queríamos llevar el sentido del texto hacia el de una comparación, pero "Chasing Liberty" es disfrutable: tiene tópico de europa infestada de jóvenes, ("Eurotrip") y de escape constante, (uno más de corte clásico), y el producto que se nos entrega al final es una comedia que, ciertamente, está poco realizada pero es acentuada por momentos que evocan nuestra suspensión de la incredulidad y que nos terminan acostumbrando a ver la historia de tortolitas en su lirondo y perfecto camino hacia el "Happy ever after"


En definitiva: Una fila de piezas dominó que te baja el IQ dos puntos, pero que es dominguera y simple como para crear un nuevo sabor de Slurpee; esta vez, con mucha, mucha comedia adolescente, no porque los haga reír, sino porque parece hecha por ellos.

Calificación: 4.5/10