Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Don Hantonio Manué
0
Listas
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Don Hantonio Manué:
8

Voto de Don Hantonio Manué:
8
7,8
3.885
Drama
Urgida por la necesidad de dinero para cubrir sus cuantiosos gastos, una condesa vende unos pendientes que le regaló su marido, y a éste le dice que los ha extraviado. El joyero, indiscreto, le cuenta al conde lo sucedido, y le vende la joya que, tras distintos avatares, llegan a manos de un diplomático italiano. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2025
19 de marzo de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
La elegancia, la sofisticación, son los aspectos más distintivos de la obra de Ophüls, un creador que retrata un mundo desaparecido y previo a la gran guerra, de aristocráticos bailes de sociedad, amoríos prohibidos y duelos de honor… esta película sólo puede ser definida como un mecanismo de alta precisión al servicio del sentimiento, de una historia llena de romanticismo trágico que se desarrolla, sin embargo, como una comedia de enredos en torno a un triángulo amoroso. Lo componen una muchacha frívola, su marido, regio y pendiente de las apariencias, y un amante italiano cual apuesto galán que trastocará su existencia, llevándola de la superficialidad y la insatisfacción al hallazgo de la pasión genuina, de esa tan capaz de traer felicidad como infelicidad (cual enfermedad casi) a quien la siente.
Como elemento medular de la narración, unos pendientes que emprenden un recorrido inverosímil, cambiando continuamente de manos; son un objeto neutro, un simple adorno o lujo, pero que se transformará en algo más según se cargue de un significado o de otro, según quién lo regale y con qué intenciones.
El plano que inicia la acción, una mano indagando entre joyas y pieles, dice bastante de la forma de ser de nuestra heroína, una “señora de...” cuya identidad real no se menciona, tal es su papel de mujer-florero, o figura secundaria que aquí es centro de interés.
El travelling, la cámara en constante movimiento (nada gratuito, sino muy ajustado a lo que se cuenta), será el recurso principal de Ophüls, quien concede importancia a un espacio a veces saturado y a los actores que por él se mueven, casi a modo de danza, de composición musical en la que abundan las repeticiones (la continua venta de los pendientes), los motivos (diversos elementos como escaleras y espejos), las simetrías (primera y última vista a la iglesia, con muy distintas implicaciones).
El tono ligero avanza sutilmente hacia lo trágico, que irrumpe como un destino imposible de evitar (ha habido referencias poco casuales al número trece). Por el camino, ideas visuales tan llamativas como la rápida sucesión de elipsis durante un baile (tiempo que pasa rápido con la persona amada), seguida del abandono de los músicos.
Un magistral artificio, de un aire añejo en su recreación de épocas pasadas, cosa que no atenúa una cierta atemporalidad y modernidad. Para visionar más de una vez y descubrir mejor todos sus detalles.
Como elemento medular de la narración, unos pendientes que emprenden un recorrido inverosímil, cambiando continuamente de manos; son un objeto neutro, un simple adorno o lujo, pero que se transformará en algo más según se cargue de un significado o de otro, según quién lo regale y con qué intenciones.
El plano que inicia la acción, una mano indagando entre joyas y pieles, dice bastante de la forma de ser de nuestra heroína, una “señora de...” cuya identidad real no se menciona, tal es su papel de mujer-florero, o figura secundaria que aquí es centro de interés.
El travelling, la cámara en constante movimiento (nada gratuito, sino muy ajustado a lo que se cuenta), será el recurso principal de Ophüls, quien concede importancia a un espacio a veces saturado y a los actores que por él se mueven, casi a modo de danza, de composición musical en la que abundan las repeticiones (la continua venta de los pendientes), los motivos (diversos elementos como escaleras y espejos), las simetrías (primera y última vista a la iglesia, con muy distintas implicaciones).
El tono ligero avanza sutilmente hacia lo trágico, que irrumpe como un destino imposible de evitar (ha habido referencias poco casuales al número trece). Por el camino, ideas visuales tan llamativas como la rápida sucesión de elipsis durante un baile (tiempo que pasa rápido con la persona amada), seguida del abandono de los músicos.
Un magistral artificio, de un aire añejo en su recreación de épocas pasadas, cosa que no atenúa una cierta atemporalidad y modernidad. Para visionar más de una vez y descubrir mejor todos sus detalles.