Esta película debe verse en pantalla gigante, porque es una película épica. Eric Bana es el mejor Héctor: valiente, responsable y noble; amante de su patria y de su familia, es un hombre de paz que se convierte en héroe al defender lo que ama y encuentra la gloria en el proceso. Brad Pitt nos muestra un Aquiles de pies ligeros, cruel, imparable y viril.
La historia no es para nada fiel al relato homérico, pero no hay razón para quejarse; el título de la película es Troya, no La Ilíada. No creo que haya muchas películas épicas que realmente sean muy fieles a las fuentes que las inspiran. Una notable excepción es La Ira de Aquiles, que parece respetar bastante la historia de Homero.
Mucho más entretenida que Gladiador (más bien es un remake de La Caída del Imperio Romano), es capaz de motivar la lectura de los clásicos grecolatinos. Es de mucho agradecer que el endiosado Russel Crowe no interpretara a Aquiles. Mucho me temo que pronto hagan el remake de Cónan con Crowe como el cimerio.
Lamento mucho que el irresponsable, cobarde y egoísta Paris se salvara al final; y que los dioses no aparecieran en acción, pues tanta tecnología digital permitiría intervenciones espectaculares de los olímpicos. En este sentido, Furia de Titanes (stop motion) superó con creces a Troya.