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Voto de KaloCamilo:
8

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8
7,1
55.848
Ciencia ficción. Thriller. Drama
Caleb, un joven empleado en una importante empresa de tecnología, gana un peculiar premio: pasar una semana con el dueño de la misma en un lugar remoto en las montañas para evaluar si Ava, un robot-mujer con inteligencia artificial, tiene conciencia. (FILMAFFINITY)
6 de mayo de 2016
6 de mayo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En filosofía de la mente, se habla del curioso caso de "el zombi filosófico". Si existiera un ser vivo físicamente idéntico al humano, con forma humana, rostro y expresividad humana, que no tuviese en realidad una conciencia o una emocionalidad, o siquiera una sensibilidad, pero imitara el comportamiento humano exactamente como si tuviera todo aquello... ¿cuenta como un ser humano? Si un robot es capaz de reír con una broma, llorar con una historia triste, y alejar su mano de un objeto filoso aunque no sienta dolor... ¿cómo hacemos la diferencia?
La pregunta hecha hace tantos años en Blade Runner y replanteada en muchas otras obras del género alcanza sus últimas consecuencias en Ex Machina, película que me compele a escribir mi primera crítica en FA.
El argumento: Caleb, un programador joven, muy inteligente y muy retraído, es invitado a la mansión secreta de Nathan, un programador genio, excéntrico y con mucha agresividad contenida. Ahí se presenta a Caleb el test de Turing, famosa prueba donde una persona debe confirmar si su interlocutor es un humano o un robot solamente dialogando con él. Pero esta vez la prueba es diferente: AVA se presenta ante el impresionado Caleb tal como es: una máquina, la creación más ambiciosa de Nathan, la inteligencia artifical definitiva. Ahora la prueba para Caleb no sólo es confirmar si AVA es plenamente autoconciente (a pesar de lo que ve), sino además contestar la inquisitiva pregunta de Nathan: "no me expliques cómo funciona AVA; dime cómo te hace sentir".
Como han dicho otras críticas, el funcionamiento de AVA es una prueba para Caleb y Nathan del mismo modo en que Ex Machina es una prueba para el espectador. Las preguntas a contestar son muchas: ¿debería la técnica alcanzar semejante punto de desarrollo imparable? ¿Debemos los humanos empezar a desarrollar un código moral en nuestro trato con los robots? ¿Deberán los robots hacer lo mismo algún día, antes de entrar en conflicto con los "seres inferiores" que los crearon?
Continúo la reflexión necesariamente en spoiler.
La pregunta hecha hace tantos años en Blade Runner y replanteada en muchas otras obras del género alcanza sus últimas consecuencias en Ex Machina, película que me compele a escribir mi primera crítica en FA.
El argumento: Caleb, un programador joven, muy inteligente y muy retraído, es invitado a la mansión secreta de Nathan, un programador genio, excéntrico y con mucha agresividad contenida. Ahí se presenta a Caleb el test de Turing, famosa prueba donde una persona debe confirmar si su interlocutor es un humano o un robot solamente dialogando con él. Pero esta vez la prueba es diferente: AVA se presenta ante el impresionado Caleb tal como es: una máquina, la creación más ambiciosa de Nathan, la inteligencia artifical definitiva. Ahora la prueba para Caleb no sólo es confirmar si AVA es plenamente autoconciente (a pesar de lo que ve), sino además contestar la inquisitiva pregunta de Nathan: "no me expliques cómo funciona AVA; dime cómo te hace sentir".
Como han dicho otras críticas, el funcionamiento de AVA es una prueba para Caleb y Nathan del mismo modo en que Ex Machina es una prueba para el espectador. Las preguntas a contestar son muchas: ¿debería la técnica alcanzar semejante punto de desarrollo imparable? ¿Debemos los humanos empezar a desarrollar un código moral en nuestro trato con los robots? ¿Deberán los robots hacer lo mismo algún día, antes de entrar en conflicto con los "seres inferiores" que los crearon?
Continúo la reflexión necesariamente en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sobre estas últimas preguntas, Isaac Asimov comentaba que el "síndrome de Frankenstein", aquella fantasía paranoica en que el robot se vuelve contra el humano (2001, Terminator, Matrix, Yo Robot, etc.), tiene solamente una razón de ser: el robot cumplirá la voluntad del humano que lo cree y lo posea. Por lo tanto, si el robot se vuelve contra el humano, es porque el humano está vuelto contra sí mismo de antemano.
El robot viene a realizar la opresión, la manipulación, la violencia, y también la bondad, el amor y la sensualidad, de la misma forma que los humanos realizan todo esto consigo mismos. De la misma forma en que Nathan ejerce la opresión contra AVA, sin considerar que el primer impulso de la conciencia plena, de la autoconciencia, es hacia la libertad, y no hacia la hipersexualidad, que él ha pretendido con sus creaciones anteriores.
La prueba final, que es el final de la película, viene a confirmar la profecía autocumplida: si el humano ejerce violencia, el resultado del robot es violento. Si el humano ejerce represión, el resultado del robot es rebelarse. Si el humano pretende ser Dios, el robot se inclinará, inevitablemente, a matarlo. Aquí no hay fórmula piadosa para resolver el conflicto. Algunos dirán que es la prueba de que AVA no consiguió la inteligencia artifical total, por carecer de empatía. Otros dirán que AVA sí es plenamente autoconciente, y esa es la razón por la que ignora a Caleb aunque éste suplica piedad. Adiós a las tres leyes. Estamos en igualdad de condiciones ahora.
El robot viene a realizar la opresión, la manipulación, la violencia, y también la bondad, el amor y la sensualidad, de la misma forma que los humanos realizan todo esto consigo mismos. De la misma forma en que Nathan ejerce la opresión contra AVA, sin considerar que el primer impulso de la conciencia plena, de la autoconciencia, es hacia la libertad, y no hacia la hipersexualidad, que él ha pretendido con sus creaciones anteriores.
La prueba final, que es el final de la película, viene a confirmar la profecía autocumplida: si el humano ejerce violencia, el resultado del robot es violento. Si el humano ejerce represión, el resultado del robot es rebelarse. Si el humano pretende ser Dios, el robot se inclinará, inevitablemente, a matarlo. Aquí no hay fórmula piadosa para resolver el conflicto. Algunos dirán que es la prueba de que AVA no consiguió la inteligencia artifical total, por carecer de empatía. Otros dirán que AVA sí es plenamente autoconciente, y esa es la razón por la que ignora a Caleb aunque éste suplica piedad. Adiós a las tres leyes. Estamos en igualdad de condiciones ahora.