Lost in Translation, una preciosa historia de amor entre un hombre maduro y una joven, ambos con una existencia vacía, atrapados en sus respectivos matrimonios, que se nos muestra fresca, sin efectismos, en sus diálogos y situaciones.

La ciudad es un personaje más, prácticamente desde la primera escena: El personaje de Bill Murray aterriza en Tokyo quedándose extasiado ante esa espiral de colores y miscelánea acompañado sutilmente con la música.

Bajo esa pose de simplicidad absoluta abarca mucho, de hecho es muy compleja. Sofía Coppola domina el tempo de la película, alterna diálogos con imágenes y en medio de cada una de las situaciones es capaz de introducir y ofrecernos algunas de las escenas más bellas que jamás haya visto, fotografías o cuadros en movimiento siempre acompasados perfectamente con una música que no podía estar mejor escogida.

Las interpretaciones también son excelentes. Bill Murray parece que fue predestinado para este papel, da la sensación de no hacer ningún esfuerzo ya que el papel le cuadra como anillo al dedo y Scarlett Johansson le da una dulzura, un encanto a su personaje que enamora con sus gestos y miradas.

Una experiencia única, diferente y cautivadora de principio a fin.

Una de las películas de mi vida.


"No volvamos aquí jamás porque nunca será tan divertido" (Charlotte)