La cosa va sobre cómo un cuadro da profundos quebraderos de cabeza a un grupo de rufianes encubiertos llamado el Grupo Salvaje, a un mafioso de la vieja escuela llamado Lenny (que ha pasado de las drogas a la venta ilegal inmobiliaria), a una contable muy sexy y a un mafioso ruso bastante temible que es el propietario original del mcguffin antes expuesto. La trama se desarrolla de una manera más o menos lineal, pero de una forma caótica, saltando de un personaje a otro y contando otras subtramas por el camino. Eso es Rocknrolla.

La verdad es que esperaba una película de acción típica, con muchos tiroteos, violencia, mucha mala bilis y cabrones a mansalva, ese es el problema de no conocer previamente la labor de Guy Ritchie. Sorprendente fue encontrarme justo lo contrario, desde el mismo inicio ya nos ponen en situación y nos explican con voz en off todo lo que pasa mientras desfilaban varias imágenes de una forma un tanto inusual, casi a modo de videoclip. Lo que siguió era la presentación de la trama y los personajes, éstos bastante peculiares y con ciertos toques de humor que muchas veces llegan sin previo aviso, logrando sorprender y hacer mucho más llevadero el visionado del filme.

Reconozco que al principio me costó mucho entrar en el juego, que tras pasar una hora y ver que la trama apenas avanzaba con tantos secundarios y tantas situaciones chanantes y conversaciones aparentemente banales, me estaba empezando a asustar y pensar que estaba ante una película al estilo "Conspiración en Miami" de Michael Mann, que para el que esto escribe fue uno de esos largometrajes dignos de llamarse "pesadilla del bostezo perpetuo". Por suerte, me equivoqué por completo, y lo que parecía un filme aburrido empezó a convertirse en una trama coral interesante que acaba sucediéndose de una forma ágil y sobre todo muy divertida.

En resumen, que estamos ante una de esas películas atípicas que podrían considerarse pura comedia negra. Muy recomendable, sobre todo para amantes de este tipo de cine.