Las modas, ¡ay, las modas! Esta película es un claro ejemplo, y resume bastante bien, lo que está fallando en cierto feminismo. Cierto feminismo que, desgraciadamente, se ha hecho con el mando, a pesar de las propias mujeres.
Veamos, hacer un repaso histórico al feminismo es una idea excelente. Reducirlo a cuatro o cinco mujeres (y un hombre, por si acaso), no. Empezar con el típico ejemplo de juicio por violación sería una idea fantástica, si no se redujese a: hombre culpable, da igual cuándo leas esto. Como simplificación podría tener cierta utilidad y justificación, pero es que el feminismo que se ha impuesto en las instituciones es básicamente una simplificación tal y como la película la muestra. No hay matices, los personajes masculinos son básicamente tiranos (no machistas, he aquí el matiz) y unos ególatras de cuidado. Eso sin contar lo tóxicos, idiotas, e inextricablemente malvados que por naturaleza son.
Y lo mejor de todo, una vez los presentan así, las feministas de turno no entienden por qué muchas personas, hombres y mujeres, no compran su discurso, si "no va en contra de nadie". Te llamo violador, pero "es que los hombre sois así", no puedes ofenderte, en qué cabeza cabe.