No voy a extenderme en demasía. Sé que es mucha nota, pero el valor de algo también se mide por lo que supone para quien lo necesita. Y yo necesitaba en este momento de mi existencia una cinta así, un golpe de efecto, algo que me conmoviera para tomar decisiones y encontrar ese yo que sé dónde se encuentra, pero que no tengo el coraje, la valentía, nunca la he tenido, de traer a la realidad verdadera.
Puede ser larga, puede ser lenta, a ratos dilatada en exceso, pero esconde una idea clara y que llega. A mí me ha servido y por tanto la recomiendo, a quien como yo esté atado en exceso a la agonía de la inacción.
Para encontrarse si uno se ha perdido en el camino. Para ser, por fin, si en 48 años, como yo, aún no tenías un sentido.