Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Bermu
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por Bermu
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Bermu:
8

Voto de Bermu:
8
7,3
15.027
Drama. Bélico
En plena guerra civil de un país africano, el pequeño Agu (Abraham Attah), separado de su madre, pierde al resto de si familia y se convierte en un niño soldado, manipulado por un temible señor de la guerra, el Comandante (Idris Elba), que le enseñará a matar y le instruirá en los caminos de la guerra. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2020
1 de mayo de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
Desgarradora historia de Agu, un niño que vive con su familia en un territorio neutral de un país que está en plena guerra civil debido al golpe de estado perpetrado por las fuerza del CNR (Consejo de Reforma Nacional). La vida de Agu trascurre con relativa tranquilidad hasta que miembros del propio CNR atacan su aldea y asesinan a todos los hombres, incluido su padre y su hermano mayor, lo que provoca su huida por el medio de la selva y su reclutamiento como niño-soldado por la guerrilla de las FDN (Fuerza de Defensa Nativa) al mando del Comandante (Idris Elba). A partir de ese momento, comenzará su calvario que incluirá rituales de iniciación, crímenes de todo tipo y la destrucción de su inocencia y su fe.
El resultado es una propuesta maravillosa que invoca la crueldad más absoluta y las atrocidades que caracterizan al continente africano. Es evidente que el director también hace participe de todo ello a las fuerzas extranjeras, expropiadoras de la miseria del Tercer Mundo, producto de décadas de saqueo por parte de las potencias imperialistas. Además de la problemática de los niños-soldados (que es el centro realmente de la película), el director también indaga en los entresijos de las limpiezas étnicas y sociales como herramientas en las guerras civiles que invaden todo el continente.
A medida que avanza la película y con la ayuda del Comandante que lo va modelando a su imagen y semejanza, el personaje de Agu se vuelve cada vez más oscuro, mas insensible ante las atrocidades que se van sucediendo a su alrededor, se va transformando su alma, ennegreciéndose poco a poco y olvidándose de la inocencia que un día tuvo. La voz en off del propio Agu estremece incluso con su dureza, viendo la vida pasar a su alrededor llena de sangre y muerte. Incluso él mismo reconoce que ya no es un niño sino un anciano porque ha visto la guerra pasar por delante de sus pequeños ojos. Al final, siempre queda la esperanza de que un niño-soldado pueda salir de ese mundo y volver a soñar con ser un niño de verdad.
El resultado es una propuesta maravillosa que invoca la crueldad más absoluta y las atrocidades que caracterizan al continente africano. Es evidente que el director también hace participe de todo ello a las fuerzas extranjeras, expropiadoras de la miseria del Tercer Mundo, producto de décadas de saqueo por parte de las potencias imperialistas. Además de la problemática de los niños-soldados (que es el centro realmente de la película), el director también indaga en los entresijos de las limpiezas étnicas y sociales como herramientas en las guerras civiles que invaden todo el continente.
A medida que avanza la película y con la ayuda del Comandante que lo va modelando a su imagen y semejanza, el personaje de Agu se vuelve cada vez más oscuro, mas insensible ante las atrocidades que se van sucediendo a su alrededor, se va transformando su alma, ennegreciéndose poco a poco y olvidándose de la inocencia que un día tuvo. La voz en off del propio Agu estremece incluso con su dureza, viendo la vida pasar a su alrededor llena de sangre y muerte. Incluso él mismo reconoce que ya no es un niño sino un anciano porque ha visto la guerra pasar por delante de sus pequeños ojos. Al final, siempre queda la esperanza de que un niño-soldado pueda salir de ese mundo y volver a soñar con ser un niño de verdad.