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Voto de antonio ozores:
10

Voto de antonio ozores:
10
3,0
2.300
Fantástico. Aventuras. Musical
Una adaptación en acción real del clásico cuento de hadas sobre una hermosa joven princesa que, mientras es acosada por una reina celosa, busca refugio en la casa de siete enanos en la campiña alemana.
27 de marzo de 2025
27 de marzo de 2025
19 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva Blancanieves ha logrado algo verdaderamente revolucionario: desenmascarar a los cinéfiloamargaos del mundo. Sí, porque más allá de ser una película, es una sofisticada herramienta de diagnóstico social. Y en eso, es un 10.
Desde su anuncio, la película ha servido como un detector infalible de gente cuya mayor preocupación cinéfila no es el guion, la dirección, la actuación o la ambientación, sino el terrible crimen de la tonalidad de piel no exacta que ¡Horror! . Aunque lo que da verdadero horror es lo que se esconde bajo esta preocupación colorista y todos tenemos claro. " Perdón por el chiste malo".
Trama, Dirección, Actuación… ¿a quién le importa? Lo realmente relevante es que Rachel Zegler tuvo la osadía de existir mientras no encajaba en los estándares raciales de 1937. Y, peor aún, ¡opinó sobre su propio trabajo! Lo que en cualquier hombre es visto como confianza y carisma, en una mujer es soberbia intolerable.
Por supuesto, otra de las grandes tragedias cinematográficas del siglo, según los cinéfiloamargaos, es que la madrastra interpretada por Gal Gadot sea “demasiado guapa” en comparación con Blancanieves. Porque claro, en sus mentes, el hechizo del espejo mágico no es un elemento de fantasía, sino un certificado de objetividad estética emitido por la Real Academia del Canon de Belleza Tradicional.
Lo curioso es que este “problema” solo parece importar cuando la actriz de Blancanieves no encaja en sus estándares. En la historia del cine, ya hemos tenido madrastras interpretadas por Charlize Theron (Blancanieves y la leyenda del cazador), Julia Roberts (Mirror Mirror) e incluso Maribel Verdú (Blancanieves de Pablo Berger). ¿Eran bellezas indiscutibles frente a sus Blancanieves? ¿No era al menos discutible? Pero en esos casos no hubo tanto drama. ¿Será casualidad que la indignación solo explote ahora?
Porque claro, la verdadera molestia no es el casting, ni la interpretación, ni la historia. Lo que realmente les irrita es que el cine ya no se ajuste a su visión del mundo, esa donde las protagonistas solo pueden ser reflejos de los mismos estereotipos de siempre.
También hay que hablar de la palabra mágica de los cinéfiloamargaos: "woke". Un término comodín que significa cualquier cosa que ellos decidan que les molesta. Aunque también es cierto que todo se basa en odiar al diferente o al que no sea como ellos se creen que son—a veces su autopercepción racial está tristemente alterada. No importa si es mujer, gay, extranjero, étnico o intelectual, el rechazo es automático.
Y hay otro aspecto aún más triste: una parte de este odio viene de un colonialismo interior profundamente arraigado, que en algunos casos se traduce en un preocupante complejo de inferioridad racial por parte de algunos de nuestros hermanos del otro lado del charco. Una mentalidad heredada que los lleva a defender estándares que históricamente los han excluido.
En conclusión, Blancanieves es, sin duda, una de las películas más importantes del año. No por su historia ni por sus efectos especiales, sino por su increíble habilidad para sacar a la luz a quienes ven el cine como un campo de batalla cultural en el que la diversidad es una amenaza y las mujeres con voz propia son el enemigo.
Y por eso, le doy un 10 en su función más importante: ser el mejor detector de cinéfiloamargaos jamás creado.
Desde su anuncio, la película ha servido como un detector infalible de gente cuya mayor preocupación cinéfila no es el guion, la dirección, la actuación o la ambientación, sino el terrible crimen de la tonalidad de piel no exacta que ¡Horror! . Aunque lo que da verdadero horror es lo que se esconde bajo esta preocupación colorista y todos tenemos claro. " Perdón por el chiste malo".
Trama, Dirección, Actuación… ¿a quién le importa? Lo realmente relevante es que Rachel Zegler tuvo la osadía de existir mientras no encajaba en los estándares raciales de 1937. Y, peor aún, ¡opinó sobre su propio trabajo! Lo que en cualquier hombre es visto como confianza y carisma, en una mujer es soberbia intolerable.
Por supuesto, otra de las grandes tragedias cinematográficas del siglo, según los cinéfiloamargaos, es que la madrastra interpretada por Gal Gadot sea “demasiado guapa” en comparación con Blancanieves. Porque claro, en sus mentes, el hechizo del espejo mágico no es un elemento de fantasía, sino un certificado de objetividad estética emitido por la Real Academia del Canon de Belleza Tradicional.
Lo curioso es que este “problema” solo parece importar cuando la actriz de Blancanieves no encaja en sus estándares. En la historia del cine, ya hemos tenido madrastras interpretadas por Charlize Theron (Blancanieves y la leyenda del cazador), Julia Roberts (Mirror Mirror) e incluso Maribel Verdú (Blancanieves de Pablo Berger). ¿Eran bellezas indiscutibles frente a sus Blancanieves? ¿No era al menos discutible? Pero en esos casos no hubo tanto drama. ¿Será casualidad que la indignación solo explote ahora?
Porque claro, la verdadera molestia no es el casting, ni la interpretación, ni la historia. Lo que realmente les irrita es que el cine ya no se ajuste a su visión del mundo, esa donde las protagonistas solo pueden ser reflejos de los mismos estereotipos de siempre.
También hay que hablar de la palabra mágica de los cinéfiloamargaos: "woke". Un término comodín que significa cualquier cosa que ellos decidan que les molesta. Aunque también es cierto que todo se basa en odiar al diferente o al que no sea como ellos se creen que son—a veces su autopercepción racial está tristemente alterada. No importa si es mujer, gay, extranjero, étnico o intelectual, el rechazo es automático.
Y hay otro aspecto aún más triste: una parte de este odio viene de un colonialismo interior profundamente arraigado, que en algunos casos se traduce en un preocupante complejo de inferioridad racial por parte de algunos de nuestros hermanos del otro lado del charco. Una mentalidad heredada que los lleva a defender estándares que históricamente los han excluido.
En conclusión, Blancanieves es, sin duda, una de las películas más importantes del año. No por su historia ni por sus efectos especiales, sino por su increíble habilidad para sacar a la luz a quienes ven el cine como un campo de batalla cultural en el que la diversidad es una amenaza y las mujeres con voz propia son el enemigo.
Y por eso, le doy un 10 en su función más importante: ser el mejor detector de cinéfiloamargaos jamás creado.