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Documental
Chris Herren fue una estrella de baloncesto de instituto, lo que le permitió cumplir su sueño: ser jugador en la NBA. Sin embargo, la drogadicción acabó destruyendo su carrera. (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2013
14 de mayo de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión nos encontramos frente a un documental que resulta muy ilustrativo respecto al poder que tienen las drogas para arruinar la vida de muchas de aquellas personas que se cruzan en su camino. Destacable por su discurso narrativo, que nos va presentando adecuadamente las bases de una promesa del mundo del baloncesto, y que a su vez denota reunir diferentes factores de riesgo para ser un adicto a las drogas.
Conforme avanza la historia, vamos viendo cómo ambas facetas de la misma persona eclosionan, y alcanzan su punto más álgido, llegando a ser seleccionado en el Draft de la NBA de 1999 por Denver Nuggets, siendo traspasado a los Boston Celtics antes del inicio de la temporada siguiente, momento en el que ya ha iniciado su proceso adictivo con los opiáceos (concretamente con la Oxicodona), que será el que acabe arruinando su vida, llegando a límites insospechados para cualquier persona, y menos aún para lo que se presupone de una estrella de la NBA.
Pero durante toda esta historia, podemos apreciar también el apoyo incondicional de su hermano mayor, la estima de un entrenador que lo quiere cómo a un hijo, y por supuesto, el amor de su mujer e hijos, a los que más hiere con sus mentiras y errores, y que a su vez son los que jamás le abandonan y se muestran cómo los verdaderos héroes de esta historia.
En definitiva, una historia dura y cruda, pero también emotiva y esperanzadora, y que vale la pena ver, puesto que nos recompensa con un aprendizaje sobre la vida.
Conforme avanza la historia, vamos viendo cómo ambas facetas de la misma persona eclosionan, y alcanzan su punto más álgido, llegando a ser seleccionado en el Draft de la NBA de 1999 por Denver Nuggets, siendo traspasado a los Boston Celtics antes del inicio de la temporada siguiente, momento en el que ya ha iniciado su proceso adictivo con los opiáceos (concretamente con la Oxicodona), que será el que acabe arruinando su vida, llegando a límites insospechados para cualquier persona, y menos aún para lo que se presupone de una estrella de la NBA.
Pero durante toda esta historia, podemos apreciar también el apoyo incondicional de su hermano mayor, la estima de un entrenador que lo quiere cómo a un hijo, y por supuesto, el amor de su mujer e hijos, a los que más hiere con sus mentiras y errores, y que a su vez son los que jamás le abandonan y se muestran cómo los verdaderos héroes de esta historia.
En definitiva, una historia dura y cruda, pero también emotiva y esperanzadora, y que vale la pena ver, puesto que nos recompensa con un aprendizaje sobre la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De entre los momentos más emotivos e intensos, destacaría el momento en el que el trabajador del centro de desintoxicación le agarra de la camisa tras haber recaído justo tras el nacimiento de su tercer hijo, y le dice ‘¿Porqué no haces lo más valiente y noble qué jamás hayas hecho? Llama a tu mujer y a tus hijos y diles que no los verás nunca más. Tienes un problema y eres para ellos un lastre. Cada vez que les ves, les hundes un poco más. Te vas, ellos se recuperan, pero vuelves para volverlos a hundir. Deberías desaparecer.’ Creo que esta bofetada simbólica resulta clave en su recuperación.
Otro momento realmente conmovedor es cuando Chris nos explica cómo su hijo mayor de 12 años llora de emoción, cada vez que le entrega una de las medallas que le dan en Alcohólicos Anónimos por cada año que lleva sobrio.
Otro momento realmente conmovedor es cuando Chris nos explica cómo su hijo mayor de 12 años llora de emoción, cada vez que le entrega una de las medallas que le dan en Alcohólicos Anónimos por cada año que lleva sobrio.