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Voto de antonio lopez herraiz:
8

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3,9
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Comedia
Villaviciosa de al lado es un pueblo que está de capa caída. El antes próspero balneario de la localidad está a punto de cerrar. Pero todo parece cambiar cuando en el pueblo toca el Gordo de la lotería de Navidad. Sin embargo hay un pequeño "problema": el número del décimo se ha vendido íntegramente en el club de alterne del municipio, que a su vez lo ha repartido entre sus clientes en participaciones. Ahora, a los agraciados se les ... [+]
25 de septiembre de 2022
25 de septiembre de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez éste es el más autoconsciente -seguido de cerca por 'Que se mueran los feos'- de otros tantos vodeviles ibéricos paridos por Velilla homenajeando y blandiendo estereotipos carpetovetónicos de la españolada como un virtuoso e incombustible motor de gags enraizadamente zafios, chuscos y caricaturizables en sus personificaciones, tan reconocibles como la propia comedia popular: el corrillo de chismosas, el cura, los puteros (como el propio cura), el tonto del pueblo, el running gag con jubilados -Miguel Rellán y Tito Valverde transformados en Jesús Guzmán y Antonio Garisa-.
Los giros trillados y poco creíbles en beneficio de explotar el filón cómico del enredo siguen ahí porque son una patente de corso del ADN vodevilesco (aunque a Jon Plazaola y Macarena García les toque cargar con el muerto de una innecesaria subtrama romántica entre el pueblerino cinéfilo y la prostituta del burdel donde toca el Gordo de Navidad).
Tal vez la diferencia más radical entre Velilla y el árbol que más sombra le hace, el de Mariano Ozores -y esto es un cumplido- estriba, nuevamente, en la falta de despelotes (lo que es doblemente sangrante dada su premisa argumental con la lotería que toca en un prostíbulo) y en que, como sí habría ocurrido hace 40 años, Antonio Pagudo no cae en la parodia ni en el amaneramiento -él no, pero sí su pajarita- oficiando como gay del pueblo.
Una orgullosa españolada con la que completo, a título personal, mi recorrido sobre toda la filmografía de Velilla hasta hoy, con las asignaturas pendientes de ver si logró trasplantar su fórmula de comedia romántica cazurra a Mexico con las dos 'No manches, Frida' no estrenadas por aquí en cines ni ninguna plataforma streaming.
Velilla hace lo que hace. Y me gusta, coño. Me gusta ser un gañán de risa fácil.
Y sí, al igual que Don Mariano, Don Ignacio -el que dirige, no el de la lápida a la que visita Carmen Machi- es capaz de congregar, pique a quien pique- a la plana mayor de actores cómicos españoles de cada momento (y meter de sobaquillo tímidas pullas politicas).
Eso sí, se toma con bastante más calma lo de estrenar nuevas películas.
Son otros tiempos.
Los giros trillados y poco creíbles en beneficio de explotar el filón cómico del enredo siguen ahí porque son una patente de corso del ADN vodevilesco (aunque a Jon Plazaola y Macarena García les toque cargar con el muerto de una innecesaria subtrama romántica entre el pueblerino cinéfilo y la prostituta del burdel donde toca el Gordo de Navidad).
Tal vez la diferencia más radical entre Velilla y el árbol que más sombra le hace, el de Mariano Ozores -y esto es un cumplido- estriba, nuevamente, en la falta de despelotes (lo que es doblemente sangrante dada su premisa argumental con la lotería que toca en un prostíbulo) y en que, como sí habría ocurrido hace 40 años, Antonio Pagudo no cae en la parodia ni en el amaneramiento -él no, pero sí su pajarita- oficiando como gay del pueblo.
Una orgullosa españolada con la que completo, a título personal, mi recorrido sobre toda la filmografía de Velilla hasta hoy, con las asignaturas pendientes de ver si logró trasplantar su fórmula de comedia romántica cazurra a Mexico con las dos 'No manches, Frida' no estrenadas por aquí en cines ni ninguna plataforma streaming.
Velilla hace lo que hace. Y me gusta, coño. Me gusta ser un gañán de risa fácil.
Y sí, al igual que Don Mariano, Don Ignacio -el que dirige, no el de la lápida a la que visita Carmen Machi- es capaz de congregar, pique a quien pique- a la plana mayor de actores cómicos españoles de cada momento (y meter de sobaquillo tímidas pullas politicas).
Eso sí, se toma con bastante más calma lo de estrenar nuevas películas.
Son otros tiempos.