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Voto de Maggie Smee:
8

Voto de Maggie Smee:
8
6,6
331
Drama
Italia, 1900. El bebé de la joven Agata nace muerto, y por lo tanto es condenado al Limbo. Agata se entera de la existencia de un lugar en las montañas donde los bebés pueden volver a la vida con solo un respiro, para poder ser bautizados. Así que emprende un viaje con el pequeño cuerpo de su hija escondido en una caja. Conoce a Lince, un personaje misterioso que se ofrece a ayudarla, y se embarcan en una aventura que les permitirá a ... [+]
28 de diciembre de 2022
28 de diciembre de 2022
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece ser que su directora Laura Samani (también guionista, con la colaboración de Marco Borromei y Elisa Dondi) se inspiró en el cuadro de “Las malas madres” de Giovanni Segantini a la hora de rodar este, su debut en el largometraje con “Pequeño cuerpo (Piccolo Corpo)”. Personalmente creo que hay mucho más que un cuadro, diría que casi toda la obra del malogrado Giovanni Segantini (1858- 1899) cuya vida daría para un dramático “biopic” y cuyo trabajo entronca con las intenciones de Laura Samani, que realiza un notable inicio en su andadura profesional del largometraje, inusual en el panorama cinematográfico actual.
El paisaje es pieza fundamental, es un personaje más en la historia que se nos narra, como ya en su día otros directores, como por ejemplo David Lean, hicieron en sus films. En este caso no ha sido gratuito y envuelve esta historia de tintes espirituales y, en ocasiones casi neorrealistas, que nos pueden evocar por ejemplo a Ermanno Olmi. Evidentemente, con los grandes nombres aludidos (y con los que se nos ocurra más adelante, incluyendo en el espacio del “spoiler”) hay distancias, pero hay que reconocer la valentía de su autora por el riesgo de su propuesta. No importa que nos sugiera posibles influencias, todo lo contrario, es un placer, porque en todo momento imprime su personalidad, nunca pretende emular.
Esta atípica producción se lleva a cabo gracias a la colaboración de productoras italianas, francesas y eslovenas, con un presupuesto muy modesto y que, gracias a festivales y sobre todo a su explotación en plataformas, nos ha podido llegar, porque si no estaría apolillándose en cualquier almacén, ni siquiera en una filmoteca. Porque para eso deberían estar las plataformas, sobre todo las que presumen de tener material para cinéfilos, como es la que la exhibe, Filmin.
No todo es fiesta y campanas al vuelo, pero “Pequeño cuerpo” al menos no adolece de los previsibles fallos que pueden tener las “óperas primas”. Me ha parecido un notable film recomendable a los que gusten de un cine que huya de lo gratuito y que busquen ciertas dosis de verdad, de fantasía y hasta de cierta espiritualidad como al principio decíamos, con una ambientación cuidada, buena banda sonora de apoyo y por supuesto hermosa fotografía.
El paisaje es pieza fundamental, es un personaje más en la historia que se nos narra, como ya en su día otros directores, como por ejemplo David Lean, hicieron en sus films. En este caso no ha sido gratuito y envuelve esta historia de tintes espirituales y, en ocasiones casi neorrealistas, que nos pueden evocar por ejemplo a Ermanno Olmi. Evidentemente, con los grandes nombres aludidos (y con los que se nos ocurra más adelante, incluyendo en el espacio del “spoiler”) hay distancias, pero hay que reconocer la valentía de su autora por el riesgo de su propuesta. No importa que nos sugiera posibles influencias, todo lo contrario, es un placer, porque en todo momento imprime su personalidad, nunca pretende emular.
Esta atípica producción se lleva a cabo gracias a la colaboración de productoras italianas, francesas y eslovenas, con un presupuesto muy modesto y que, gracias a festivales y sobre todo a su explotación en plataformas, nos ha podido llegar, porque si no estaría apolillándose en cualquier almacén, ni siquiera en una filmoteca. Porque para eso deberían estar las plataformas, sobre todo las que presumen de tener material para cinéfilos, como es la que la exhibe, Filmin.
No todo es fiesta y campanas al vuelo, pero “Pequeño cuerpo” al menos no adolece de los previsibles fallos que pueden tener las “óperas primas”. Me ha parecido un notable film recomendable a los que gusten de un cine que huya de lo gratuito y que busquen ciertas dosis de verdad, de fantasía y hasta de cierta espiritualidad como al principio decíamos, con una ambientación cuidada, buena banda sonora de apoyo y por supuesto hermosa fotografía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
SPOILER
Una de las cosas que me hacen torcer el morro es su guion en su tercio final. Iba todo demasiado bien, pero creo que el personaje de Agata (bien llevado a cabo por Celeste Cescutti) no merecía una resolución tan fácil. Una madre que inicia un viaje tan arriesgado culmina su objetivo, aunque sea a rastras, y más estando tan cerca de alcanzar su propósito. Pero bueno, ha sido una opción de sus responsables.
Para mí hay dos cosas que me fascinantes: el resucitar momentáneo del bebé, que me lleva a Dreyer en su “Ordet”, en el que le dan un precioso (y lógico) nombre y que hace de buen broche final. La otra es la elección de Ondina Quadri, que está notable en su ambiguo papel de Lince. Menos mal que los créditos van al final, pero recomendaría a los que la vean no destripen la verdadera identidad sexual de Lince. A mí al menos no me hacen faltas muchas explicaciones del motivo del personaje en adoptar un “físico” masculino. A primeros del siglo XX sería muy arriesgado recorrer mundo yendo de mujer, a no ser que seas bandida acompañada de villanos, como les llega a ocurrir a sus protagonistas en sus andanzas.
Una de las cosas que me hacen torcer el morro es su guion en su tercio final. Iba todo demasiado bien, pero creo que el personaje de Agata (bien llevado a cabo por Celeste Cescutti) no merecía una resolución tan fácil. Una madre que inicia un viaje tan arriesgado culmina su objetivo, aunque sea a rastras, y más estando tan cerca de alcanzar su propósito. Pero bueno, ha sido una opción de sus responsables.
Para mí hay dos cosas que me fascinantes: el resucitar momentáneo del bebé, que me lleva a Dreyer en su “Ordet”, en el que le dan un precioso (y lógico) nombre y que hace de buen broche final. La otra es la elección de Ondina Quadri, que está notable en su ambiguo papel de Lince. Menos mal que los créditos van al final, pero recomendaría a los que la vean no destripen la verdadera identidad sexual de Lince. A mí al menos no me hacen faltas muchas explicaciones del motivo del personaje en adoptar un “físico” masculino. A primeros del siglo XX sería muy arriesgado recorrer mundo yendo de mujer, a no ser que seas bandida acompañada de villanos, como les llega a ocurrir a sus protagonistas en sus andanzas.