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7

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7
7,6
9.198
Serie de TV. Acción
Miniserie de TV (2013). 10 capítulos. La tercera (y última) serie inspirada en "Spartacus: Sangre y Arena" narra el combate entre el ejército de gladiadores liderado por Spartacus y los soldados romanos. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2014
4 de abril de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spartacus, una serie difícil sin duda, comenzando por la triste y sorprendente muerte (en la vida real) de su protagonista principal, y terminando por las dificultades de representar grandes guerras en escenarios abiertos en una serie de limitado presupuesto.
La primera temporada me conquistó, tras superar el shock de los 3 primeros episodios, donde se entraba en calor poco a poco y había que ir familiarizándose con los personajes, los cromas, etc. La serie conquistaba con la excitante mezcla de épica (me recordaba por momentos a Matrix, Dragon Ball, Gladiator, 300, God of War...), fantasía, sexo, violencia y humor negro (lo cual eché en falta en temporadas venideras), lo cual hacía cobrar mayor sentido a todo lo anterior. Posiblemente los creadores estaban entusiasmados y la libertad creativa era mayor (comparada con temporadas venideras, donde había que ceñirse más a hechos históricos). El resultado fue colosal, se había logrado un producto único, demencial y lleno de adrenalina.
Llegamos a la segunda temporada, la serie se ve forzada a una precuela por el grave problema de su protagonista. Se intenta seguir la misma línea de la primera, pero ya no es lo mismo, la serie pierde chispa y frescura, y toma tintes más propios del culebrón (la relación de Gannicus con la mujer de Oenomaus, etc...).
Llegamos a las 2 últimas temporadas, muchos cambios de actores, necesidad de representar muchos escenarios exteriores, etc. sin duda las más difíciles de realizar. Como en la segunda temporada el conjunto sexo+gore no me convence. No siento que encaje tan bien, la serie parece intentar volverse más seria, con unos guiones más densos, pero que no me terminan de conquistar. No obstante llegan los finales de estas temporadas (últimos 4 capítulos de cada una) y el tono emocional y la épica vuelven con toda su fuerza, en esos momentos la esencia reaparece (épica descomunal), los combates se vuelven más intensos e interesantes, así como los giros de guión. Se llegan a perdonar defectos de episodios previos, y lo que se sienten como abundantes minutos de relleno.
He de reconocer que me dormí repetidamente en estas temporadas (especialmente la última), pero para los que les entusiasmó la primera temporada, les aconsejo que hagan el esfuerzo de llegar a los últimos 3 episodios, recordarán esa fuerza descerebrada (y a la vez calculada) que hizo grande a la serie. Y verán la historia cerrada de ese hombre que Andy Whitfield tan bien representó.
La primera temporada me conquistó, tras superar el shock de los 3 primeros episodios, donde se entraba en calor poco a poco y había que ir familiarizándose con los personajes, los cromas, etc. La serie conquistaba con la excitante mezcla de épica (me recordaba por momentos a Matrix, Dragon Ball, Gladiator, 300, God of War...), fantasía, sexo, violencia y humor negro (lo cual eché en falta en temporadas venideras), lo cual hacía cobrar mayor sentido a todo lo anterior. Posiblemente los creadores estaban entusiasmados y la libertad creativa era mayor (comparada con temporadas venideras, donde había que ceñirse más a hechos históricos). El resultado fue colosal, se había logrado un producto único, demencial y lleno de adrenalina.
Llegamos a la segunda temporada, la serie se ve forzada a una precuela por el grave problema de su protagonista. Se intenta seguir la misma línea de la primera, pero ya no es lo mismo, la serie pierde chispa y frescura, y toma tintes más propios del culebrón (la relación de Gannicus con la mujer de Oenomaus, etc...).
Llegamos a las 2 últimas temporadas, muchos cambios de actores, necesidad de representar muchos escenarios exteriores, etc. sin duda las más difíciles de realizar. Como en la segunda temporada el conjunto sexo+gore no me convence. No siento que encaje tan bien, la serie parece intentar volverse más seria, con unos guiones más densos, pero que no me terminan de conquistar. No obstante llegan los finales de estas temporadas (últimos 4 capítulos de cada una) y el tono emocional y la épica vuelven con toda su fuerza, en esos momentos la esencia reaparece (épica descomunal), los combates se vuelven más intensos e interesantes, así como los giros de guión. Se llegan a perdonar defectos de episodios previos, y lo que se sienten como abundantes minutos de relleno.
He de reconocer que me dormí repetidamente en estas temporadas (especialmente la última), pero para los que les entusiasmó la primera temporada, les aconsejo que hagan el esfuerzo de llegar a los últimos 3 episodios, recordarán esa fuerza descerebrada (y a la vez calculada) que hizo grande a la serie. Y verán la historia cerrada de ese hombre que Andy Whitfield tan bien representó.