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Thriller. Intriga
El 12 de abril de 1993, un fatal destino reunió a dos viejos amigos, que no se veían desde hacía años, en un bar de Vallecas. Tanto a Antonio (Enrique Villén) como a Cirilo (Juan Codina) las cosas les iban mal, y se dedicaron a recorrer las tabernas recordando los viejos tiempos. Completamente borrachos, fueron a parar a una zona residencial, donde impulsivamente decidieron secuestrar a una muchacha (Polina Kiryanova) que hacía jogging ... [+]
3 de marzo de 2010
3 de marzo de 2010
6 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuperar en nuestros días un sórdido crimen de 1993, por motivos simplemente comerciales, debería parecernos tan sucio como profanar un cadáver. Tiene ciertas similitudes. Se abre una caja llena de recuerdos tristes, de fotografías que van perdiendo color, de sentimientos y dolor. Se obliga a familiares y amigos a mirar en su interior, y a sufrir como entonces. En el tanatorio es jornada de puertas abiertas: televisan la nueva autopsia. Así se recrea la violencia pasada, se reabren las cicatrices, accedemos a lo peor de nuestra sociedad, la muerte y la pérdida. Rociar con vinagre heridas ajenas para, nada más y nada menos, rellenar 80 minutos de programación. ¿Merece la pena profanar cadáveres? A TVE sí: el lunes 1 de marzo emitió en prime time “El secuestro de Anabel Segura”.
La televisión pública tiene la obligación de ofrecer contenidos basados en los principios del servicio público. Es decir, información, educación y entretenimiento de calidad. Desenterrar el espantoso secuestro y asesinato de una joven, que tuvo lugar hace diecisiete años, resulta difícil de encajar en alguno de estos apartados. Información no es, puesto que el caso se cerró hace una década. Educación parece que tampoco: el morbo carece de valores pedagógicos. Y puedo asegurarles que entretenimiento de calidad, después de ver hora y media de soporífera y anticuada tv movie, tampoco. Luisa Martín, una gran actriz, y nada más. Para una cadena pública “El secuestro de Anabel Segura”, telefilm que emitió La 1 (TVE), es simplemente televisión macabra y comercial de la peor calidad. Telebasura.
Fue la segunda entrega de la nueva etapa de “La huella del crimen”, aquella producción que en la segunda mitad de los 80 y comienzos de los 90 recreó los sucesos más espantosos que tenían lugar en España. El estreno de anoche, “El secuestro de Anabel Segura”, fue el ecuador de una macabra trilogía que la actual TVE ha encargado al director y productor Pedro Costa. “El actual es un programa mucho más blanco, más centrado en la investigación policial que en la ejecución de los crímenes”, asegura Costa. En TVE dicen que los familiares de Anabel Segura “han dado el visto bueno al telefilm”. Tranquilizadoras palabras, ¿verdad?
La televisión pública tiene la obligación de ofrecer contenidos basados en los principios del servicio público. Es decir, información, educación y entretenimiento de calidad. Desenterrar el espantoso secuestro y asesinato de una joven, que tuvo lugar hace diecisiete años, resulta difícil de encajar en alguno de estos apartados. Información no es, puesto que el caso se cerró hace una década. Educación parece que tampoco: el morbo carece de valores pedagógicos. Y puedo asegurarles que entretenimiento de calidad, después de ver hora y media de soporífera y anticuada tv movie, tampoco. Luisa Martín, una gran actriz, y nada más. Para una cadena pública “El secuestro de Anabel Segura”, telefilm que emitió La 1 (TVE), es simplemente televisión macabra y comercial de la peor calidad. Telebasura.
Fue la segunda entrega de la nueva etapa de “La huella del crimen”, aquella producción que en la segunda mitad de los 80 y comienzos de los 90 recreó los sucesos más espantosos que tenían lugar en España. El estreno de anoche, “El secuestro de Anabel Segura”, fue el ecuador de una macabra trilogía que la actual TVE ha encargado al director y productor Pedro Costa. “El actual es un programa mucho más blanco, más centrado en la investigación policial que en la ejecución de los crímenes”, asegura Costa. En TVE dicen que los familiares de Anabel Segura “han dado el visto bueno al telefilm”. Tranquilizadoras palabras, ¿verdad?