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Voto de Isaac Paskual:
6

Voto de Isaac Paskual:
6
5,8
2.093
Drama. Romance
June (Irene Escolar) es una chica de aspecto frágil pero valiente y con un gran instinto de supervivencia. Es impulsiva y soñadora, aunque lleva a sus espaldas un pasado muy doloroso. Diego (Tamar Novas) es un joven escritor poco sociable y muy sensible que vive aislado del mundo. Tras dejar su tierra en busca de mejores oportunidades, June regresa a su ciudad natal y vuelve a ver a Diego. Juntos se enfrentarán al desencanto y a la ... [+]
11 de abril de 2019
11 de abril de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Un otoño sin Berlín”, debut en el largometraje de la vasca Lara Izagirre, es una historia que nos muestra despedidas que son más dulces que reencuentros. Y lo hace mediante personajes que emocionalmente te llegan con bastante facilidad. El film también nos habla sobre cerrar heridas del pasado y afrontar el futuro aceptando y siendo aceptados, todo ello con ecos de drama romántico de fondo. Por todo ello resulta agradable el producto, pero al final te queda la amarga sensación de que ya has visto todo ello con anterioridad. Y no se si de mejor forma, que de todo habrá, como en botica; pero si al menos de manera más carismática.
June lleva bastante tiempo viviendo en Canadá, sitio al que se fue abruptamente y dejando heridas abiertas en sus más allegados. Ahora vuelve de imprevisto, lo que desencadenará que esas heridas vuelvan a sangrar. Así se desarrolla una película de reencuentros, casi a modo de polaroid, que se apoya en todo momento en su solvente reparto.
“Un otoño sin Berlín” desprende un ligero aire a prefabricado. Muchas veces los encuadres se antojan muy premeditados, como excesivamente calculados por su directora. Y eso termina haciendo que la historia se vea artificial. A ello tampoco le viene bien lo contradictorio de sus personajes, ninis de tomo y lomo. Tenemos a un tipo que lleva meses sin salir de casa, viviendo de su madre. Luego está la protagonista, una joven que vuelve del extranjero. Apenas tiene una ocupación, dar clases particulares de francés a un crio. Cosa que ni a ustedes ni a mi nos daría para pegarnos viajes imprevistos al extranjero o costear caras operaciones bucales, pero a ella si. Luego tenemos al hermano de June, un joven que también vive de su padre pero que en ningún momento se aclara a que se dedica. En fin, conectar emocionalmente con ellos es sencillo, pero empatizar socialmente ya es otra historia más compleja.
“Un otoño sin Berlín” me ha recordado bastante a “Todos están muertos” (Beatriz Sanchís, 2014), aunque aquella me gustó bastante más. Aun con defectos esta ópera prima de Lara Izagirre tiene asideros a los que aferrarse, aunque a la historia no pasará.
June lleva bastante tiempo viviendo en Canadá, sitio al que se fue abruptamente y dejando heridas abiertas en sus más allegados. Ahora vuelve de imprevisto, lo que desencadenará que esas heridas vuelvan a sangrar. Así se desarrolla una película de reencuentros, casi a modo de polaroid, que se apoya en todo momento en su solvente reparto.
“Un otoño sin Berlín” desprende un ligero aire a prefabricado. Muchas veces los encuadres se antojan muy premeditados, como excesivamente calculados por su directora. Y eso termina haciendo que la historia se vea artificial. A ello tampoco le viene bien lo contradictorio de sus personajes, ninis de tomo y lomo. Tenemos a un tipo que lleva meses sin salir de casa, viviendo de su madre. Luego está la protagonista, una joven que vuelve del extranjero. Apenas tiene una ocupación, dar clases particulares de francés a un crio. Cosa que ni a ustedes ni a mi nos daría para pegarnos viajes imprevistos al extranjero o costear caras operaciones bucales, pero a ella si. Luego tenemos al hermano de June, un joven que también vive de su padre pero que en ningún momento se aclara a que se dedica. En fin, conectar emocionalmente con ellos es sencillo, pero empatizar socialmente ya es otra historia más compleja.
“Un otoño sin Berlín” me ha recordado bastante a “Todos están muertos” (Beatriz Sanchís, 2014), aunque aquella me gustó bastante más. Aun con defectos esta ópera prima de Lara Izagirre tiene asideros a los que aferrarse, aunque a la historia no pasará.
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