T.J. (Astro) conoce con el nombre de "Tíos 07'30" a los enfermos mentales que acuden a esa hora a tomar su medicación a los centros de atención psiquiátrica. Es decir a los pirados. Por extensión llama así a toda esa colección de Hannibales y sádicos que desde hace años son frecuentes en las pantallas de cine que se dedican a secuestrar, violar, asesinar y descuartizar a sus víctimas.
¿Quién es T.J.? Seguramente el personaje más interesante de la cinta. Un joven negro que vive solo durmiendo donde puede y que ayuda a uno de esos patéticos detectives sin licencia, Matthew (Neeson), ex policía y ex alcohólico con remordimientos. Falta le hace esa ayuda.
El planteamiento es poco original. Tampoco lo es mucho el guion. Realización trepidante, ritmo vivo, que apenas da tiempo a perfilar los personajes fuera de los dos citados. Los malos van y vienen pero apenas nos cuentan porque son tan malos, fuera del concepto de "tíos siete y media".
No aparece ni un policía ni agente del FBI, y eso que se trata de secuestros y asesinatos con cadáveres desmembrados. Aunque ande la droga por el medio resulta llamativa esta ausencia.
Ambiente suburbial neoyorquino, frío, húmedo, sepulcral. Un vago temor a la crisis informática que se anuncia con la llegada del año 2000.
Correctas interpretaciones.
Cine negro sin grandes pretensiones. Interesante, recomendable.