El octogenario Verhoeven está de regreso y en plena forma. Contra lo que muchos opinan no me pareció en absoluto un filme blasfemo ni que intente escarnecer al catolicismo sino más bien una crítica mordaz a cierta forma de entenderlo. La creencia en milagros y apariciones no es fe sino superstición y, en muchos casos, superchería. Si bien tiene algunas escenas fuertes, en otras películas con la misma temática como Entre Tinieblas o Las monjas de San Arcángel e incluso Cartas de amor de una monja portuguesa con la insospechable Analia Gadè se mostraban cosas mucho peores y a nadie le llamo la atención. Teniendo en cuenta que han pasado 40 o 50 años desde el estreno de esos filmes no cabe duda que estamos yendo hacia atrás en materia de censura. Por lo demás, la película cuenta una historia interesante muy bien actuada por la belga Virginie Efira, su compatriota Daphne Patakia y la eterna Charlotte Rampling.