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Voto de Xavier Vidal:
8

Voto de Xavier Vidal:
8
7,8
2.052
Drama. Fantástico
Macario, un aldeano sumamente pobre que tiene esposa y varios hijos, se dedica a vender leña en el pueblo. Harto de una vida de privaciones y apuros, manifiesta que su mayor anhelo es poder comerse él solo un pavo, sin tener que compartirlo con nadie. Su esposa, confidente de tan profundo deseo, un día roba uno de la granja de una familia rica. Cuando Macario se dispone a comérselo, Dios, el Diablo y la Muerte se le aparecen para ... [+]
31 de julio de 2014
31 de julio de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de una celebración tan mexicana como el llamado Día de los muertos, versión de tradición indígena del Halloween norteamericano o nuestro Día de Todos los Santos, Roberto Gavaldón elabora una película de calado universal que cronológicamente podría situarse perfectamente en la Roma del Neorrealismo o en la ciudad de provincias de, por ejemplo, Plácido de Berlanga. Macario toma para sí la estructura de un cuento, de una parábola bíblica y de un relato surrealista donde la cruda realidad y la imaginación más desbordante se dan la mano de forma equilibrada.
Gavaldón dió al cine mexicano una de sus obras más insignes, y todavía ahora resulta una obra tremendamente moderna, abierta a muchas lecturas. El resultado es una película exótica, cercana y humana, un lapidario ejemplo del poder igualitario e ineludible de la muerte, y una historia de tono crítico que disecciona las flaquezas de la sociedad mexicana (la superstición, las diferencias de clases, los pocos recursos de ciertos aldeanos frente a la opulencia de los 'señores', el lado miserable del ser humano, la prosaica tendencia a utilizar lo milagroso como mera fuente de enriquecimiento, etc.). El Hollywood de la época, obsesionado con el péplum y los grandes mensajes espirituales, aplaudieron de forma atinada una película poco reivindicada al otro lado del charco.
Un agradable descubrimiento, con imágenes duras, estampas muy bellas y un final tremendamente ambiguo en el que se platea la eterna pugna entre lo humano y lo divino. Ambiguedad, además, que abre la película a los dominios de lo mágico y de lo eterno: poco importa si todo lo visto es una ensoñación más de un Macario en su delirio de hambruna o si las largas vicisitudes del personaje son hechos reales, básicamente porque desvelar el misterio implicaría dar respuesta a cuestiones tan inalcanzables como la existencia de un Más Allá. Y es precisamente en la duda donde Macario se queda grabada a fuego en la memoria, tan dulce e inquietante como una historia de cuna que no paramos de contar, que no nos cansamos de oír y que, por palpable y simbólica, encierra la esencia de la vida (y de la muerte).
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Gavaldón dió al cine mexicano una de sus obras más insignes, y todavía ahora resulta una obra tremendamente moderna, abierta a muchas lecturas. El resultado es una película exótica, cercana y humana, un lapidario ejemplo del poder igualitario e ineludible de la muerte, y una historia de tono crítico que disecciona las flaquezas de la sociedad mexicana (la superstición, las diferencias de clases, los pocos recursos de ciertos aldeanos frente a la opulencia de los 'señores', el lado miserable del ser humano, la prosaica tendencia a utilizar lo milagroso como mera fuente de enriquecimiento, etc.). El Hollywood de la época, obsesionado con el péplum y los grandes mensajes espirituales, aplaudieron de forma atinada una película poco reivindicada al otro lado del charco.
Un agradable descubrimiento, con imágenes duras, estampas muy bellas y un final tremendamente ambiguo en el que se platea la eterna pugna entre lo humano y lo divino. Ambiguedad, además, que abre la película a los dominios de lo mágico y de lo eterno: poco importa si todo lo visto es una ensoñación más de un Macario en su delirio de hambruna o si las largas vicisitudes del personaje son hechos reales, básicamente porque desvelar el misterio implicaría dar respuesta a cuestiones tan inalcanzables como la existencia de un Más Allá. Y es precisamente en la duda donde Macario se queda grabada a fuego en la memoria, tan dulce e inquietante como una historia de cuna que no paramos de contar, que no nos cansamos de oír y que, por palpable y simbólica, encierra la esencia de la vida (y de la muerte).
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities