El diector Stanley Kramer rodó muy acertadamente esta película en blanco y negro, cuando tuvo otras posibilidades más vistosas en el año 1958, pues los blancos y negros dan un tono más realista a este argumento y también, marcan más la diferencia del color de la piel de los dos protagonistas, obteniendo con ello un Oscar de la Academia.
A lo largo del film asistimos a una interpretación más que estimable de los actores Tony Curtis y epecialmente Sidney Poitier, magnificamente dirigidos, y donde tuvieron que mojarse a fondo en diversas secuencias del film, y no ya en el sentido figurado de la intepretación, sino en lo más directo del mojarse, pues son varias las secuencias de la película donde los dos se empapan de agua hasta la extenuación sin trucos de ninguna clase, así como el tabaco también tiene un protagonismo destacado, llueva o no.
El argumento nos muestra un estudio psicológico del ser humano son sus egoismos, su enfrentamiento racial y también, el poder de la amistad creada por las vivencias difíciles vividas a la fuerza por los dos protagonistas en la primera parte del film.
Película recomendable, que está entre las mejores de estos dos actores, destacando así mismo la dirección y el guión.

José Antonio ZG