Verhoeven es toda una garantía. En esta ocasión no defrauda. La película se puede considerar un clásico. Combina la ciencia ficción de robots con la comedia y escenas truculentas a lo Quentin Tarantino. Hay detalles chocantes como la alta tecnología mecánica y ortopédica coexistiendo con monitores de tubo y cámaras de bajísima resolución. No falta la parodia con referencias a los pistoleros del oeste y máquinas que adquieren alma. Imprescindible.