Es una nota exagerada, quizás, pero esta peli hace agua por varios lugares, algunos de ellos muy gruesos. Como si Simpson pensara que poner un asesino enmascarado, un poco de gore y una risa alocada fueran sinónimo de calidad, lo cierto es que se encuentra lejos de la verdad y muy cerca de las ofertas baratas que se ofrecen hoy en día con el mismo envase.

Las actuaciones se mantienen dentro del absurdo clásico que rodea a estas entregas de terror de ocasión: llenas de conductas inverosímiles y distorsionadas de toda acción que pueda apreciarse como esperada de acuerdo a los cálculos del sentido común. La historia es tan sencilla como terriblemente mal explotada, puesto que del harto agotado asesino que sufrió mucho en su infancia pasamos a ver a un criminal sin rostro claro, sin un motivo definido como para perfilar su, de por sí, compleja personalidad. El guión es un despropósito: mal hilvanado, caótico por momentos y para colmo deja baches a su gusto.

Eso sí, el montaje es más que correcto e incluso resulta interesante como se arma la peli desde cuatro historias que se entrecruzan en la secuencia final, lástima que las patinadas del guión no permitan disfrutar de este detalle. Esas mismas historias cambian y, con ellas, los escenarios, algunos se ellos muy atrayentes, como el hotel enorme cual caserón antiguo. Peli olvidable desde todo punto de vista.