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Voto de Juan Rúas:
7

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7
6,2
8.922
Comedia
Harto de su trabajo como programador informático y de su jefe, Peter Gibbons se propone que le despidan para cobrar una buena indemnización y dedicarse a la buena vida junto a una joven camarera llamada Joanna, que es en realidad la que le anima a seguir por ese camino. Pero sus múltiples acciones para conseguir el despido, entre las que figuran llegar tarde o no presentarse al trabajo, son consideradas como una nueva y revolucionaria ... [+]
26 de abril de 2011
26 de abril de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que todos esperábamos, una peli que a fuerza de humor irónico y apelando a toda su negrura nos hiciera llegar a ese ideal común de cualquier trabajador medio pelo: pasarse por el trasero el protocolo y las convenciones laborales. No es perfecta, como toda comedia hace picos y luego desciende, pero se destaca por su fresca rebeldía, rayana en lo corrosivo.
Tiempos modernos: Chaplin nos transmitía su visión del proletariado enajenado trás los mecanismos de la industria, pues este tartamudo que se roba la peli parece una representación simbólica de aquel ídolo. Él solo hace su propia película.
Podemos reflejarla como una invención infantil, y en cierta forma lo és, pero también resulta profundamente subversiva, tan subversiva que debe esconder su corrosividad detrás de ese aparente infantilismo. Lamentablemente, no logra sostener su consistencia: hay elementos tomados de los pelos como la histora de amor y esa conspiración ya tantas veces vista. Por otro lado, peca de efectista al repetir una y otra vez las elipsis que le dan mejores resultados. Entonces va cayendo en una comedia un tanto desabrida, con pálpitos seguros sobre redenciones baratas, pero se redime a sí misma dentro de un desenlace acorde con el primer tono, el acorde, el verdarero.
Tiempos modernos: Chaplin nos transmitía su visión del proletariado enajenado trás los mecanismos de la industria, pues este tartamudo que se roba la peli parece una representación simbólica de aquel ídolo. Él solo hace su propia película.
Podemos reflejarla como una invención infantil, y en cierta forma lo és, pero también resulta profundamente subversiva, tan subversiva que debe esconder su corrosividad detrás de ese aparente infantilismo. Lamentablemente, no logra sostener su consistencia: hay elementos tomados de los pelos como la histora de amor y esa conspiración ya tantas veces vista. Por otro lado, peca de efectista al repetir una y otra vez las elipsis que le dan mejores resultados. Entonces va cayendo en una comedia un tanto desabrida, con pálpitos seguros sobre redenciones baratas, pero se redime a sí misma dentro de un desenlace acorde con el primer tono, el acorde, el verdarero.