Un western romántico en tierras inhóspitas nos ofrece en su segunda película Viggo Mortensen después de «Falling» como director. Pasado y presente se van intercalando en diferentes flashbacks para contar esta entrañable historia donde la ternura y la violencia se unen en la complicada forma de vivir en aquella época.

Estamos en 1860 las vidas de la canadiense Vivienne y el danés Holger Olsen se cruzan en el puerto de San Francisco, ella está a punto de abandonar a un pretendiente adinerado con el que no quiere tener una vida regalada. La búsqueda de aventuras le llevará a enamorarse de Olsen, los dos parten a un lugar alejado para comenzar una vida juntos. Ella está feliz, ya que ha encontrado la tranquilidad y seguridad en ese hogar, pero la cosa cambia cuando él decide alistarse en el ejército para luchar en la guerra de secesión.

El guion de Mortensen tiene buenos diálogos y también momentos de silencio muy bien llevados. Se reserva el papel principal donde luce como siempre con su interpretación, pero para hacerle algo de sombra está la grandísima Vicky Krieps (El hilo invisible, Tiempo, La emperatriz rebelde) una mujer apasionada y que sabe desenvolverse con mucha energía. Y en papeles secundarios tenemos a Lance Herinksen, Danny Huston o Garret Dillaunt. Hay que sumarle otro personaje más en esta historia que son magníficos paisajes de Canadá y México donde está rodada. Esta belleza natural choca con la vida tan dura del siglo XVIII.

Aunque hay algunos tiroteos, personajes malvados, alcalde corrupto o juicios amañados, el interés del film gira en torno a la historia de Vivienne y su fortaleza para salir adelante. Hubiera preferido que la película se contara de forma cronológica, ya que al principio sabes el desenlace final, pero esta forma igual añade algo más de tensión que es algo que ahora está muy de moda en el cine actual.

Un western apasionante que se cuece a ritmo lento, pero de una belleza excepcional.
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