Es complicado perfilar el objetivo de este film puesto que no parece que vaya a satisfacer ni a amigos ni a detractores de su protagonista. Por un lado, los “pujolistas” echarán de menos un total lavado de imagen que la película no proporciona. Pero, por otro, quienes están en su contra, tampoco hallarán una propuesta especialmente dura ni crítica.

En esencia, Parenostre es una cinta de juicios: cómo la sociedad reacciona ante el escándalo de una figura pública, cómo el partido y la familia afrontan el delito, pero, especialmente, cómo un hombre se juzga a sí mismo. El problema es que este proceso solo lo disfrutarán mínimamente aquellos que no tengan expectativas –aunque sí un cierto conocimiento de los hechos–.

La propuesta cuenta con una gran interpretación principal y una trama salpicada de miedos y dolor. Aun así, eso no basta para sostener un metraje que fabula personajes y cierta información. Al acabar el visionado, uno se pregunta qué pretendía este título que señala a los Pujol (abriendo a la vez un camino de redención), mientras que apunta también a una manipulación del Estado para hacer caer el mito del President.

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