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Voto de Revista Contraste:
7

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7
28 de marzo de 2025
28 de marzo de 2025
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“Llevo un corsé que no me robe mi libertad, llevo una pena muy grande para mi edad’’: de la mano de esta melodía tan representativa se abre y se cierra ¡Hola, Frida!, un film que habla de una vida marcada por la enfermedad y la resiliencia.
Frida Khalo es una de las artistas más icónicas y disruptivas del siglo XX, cuya figura se ha indagado a fondo y que, a la vez, sigue siendo un misterio. De ahí, la película parte como una aproximación imaginativa de su infancia, un enfoque que justifica la presencia de lo onírico y lo espiritual. Aun así, el tema de la enfermedad de Frida (poliomielitis en su niñez y síndrome de la cola de caballo en su adolescencia) está muy bien tratado y se sitúa como eje central del film.
Otro punto a favor es la representación de México: el espectador se sumerge en mitos de Coyoacán (territorio nativo de Khalo), vive el característico Día de los Muertos y presencia la vida cotidiana de los personajes. Precisamente debido a este fiel retrato de la cultura mexicana, aparece la muerte personificada y el alma de Frida materializada. Estos elementos, con los que los niños pueden no estar muy familiarizados, se reflejan de forma amable para ellos. Con todo ello, el conjunto acaba poseyendo un brillo único y se colma de lecciones significativas.
www.contraste.info
Frida Khalo es una de las artistas más icónicas y disruptivas del siglo XX, cuya figura se ha indagado a fondo y que, a la vez, sigue siendo un misterio. De ahí, la película parte como una aproximación imaginativa de su infancia, un enfoque que justifica la presencia de lo onírico y lo espiritual. Aun así, el tema de la enfermedad de Frida (poliomielitis en su niñez y síndrome de la cola de caballo en su adolescencia) está muy bien tratado y se sitúa como eje central del film.
Otro punto a favor es la representación de México: el espectador se sumerge en mitos de Coyoacán (territorio nativo de Khalo), vive el característico Día de los Muertos y presencia la vida cotidiana de los personajes. Precisamente debido a este fiel retrato de la cultura mexicana, aparece la muerte personificada y el alma de Frida materializada. Estos elementos, con los que los niños pueden no estar muy familiarizados, se reflejan de forma amable para ellos. Con todo ello, el conjunto acaba poseyendo un brillo único y se colma de lecciones significativas.
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