Nakata evoluciona con el paso del tiempo sin dejar de bordear un terror extraño marcado temáticamente por la idea del suicidio. En este caso no hay caballos que se arrojan al vacío ni moscas que contagien las pantallas, no hay mujeres de larga cabellera cepillada frente a un espejo ni maldiciones atávicas reinventadas. Chatroom aterroriza desde una plasticidad absolutamente maravillosa donde internet es un abarrotado prostíbulo repintado en azul chillón y amarillo donde adolescentes con vidas normales reinventan sus traumas y se lanzan, ellos sí, al vacío de lo desconocido. Cinco chicos comparten sala de chat y sus temores, sus frustraciones y sus grises destinos salen a flote.
Estética decididamente impresionante e impactante, interpretaciones solventes y un final un pelín desubicador componen este puzle que el director relata brillantemente sin dejar ni una sola pieza sin colocar.
Tendrá los mismos detractores que admiradores pero nuevamente vuelve a convertirse en el director moderno que siempre ha sido, esta vez con presupuesto británico. A la espera de su tercera entrega de Ring, abandonada ya la estética japonesa en la que destacaba, Chatroom es hasta el momento su trabajo más personal, destacable y memorable.
Recomendable no, IMPRESCINDIBLE.
Lo mejor: Su estética, GENIAL. Los actores están sencillamente perfectos. Los insertos animados, en especial "La peste negra según Ripley". Su poderosísima banda sonora.
Lo peor: Se debate entre géneros. Podría ser una peli de terror al uso. Pero no sé si eso es un defecto. Porque genera un debate interno que es lo que más aterroriza.