Para empezar hemos de resaltar el enorme mérito que tienen producciones como ésta procedentes de países con escasa tradición cinematográfica, y que a base de más talento que presupuesto logran hacerse un hueco en el mercado del cine y en los circuitos internacionales, aunque sea a escala minoritaria. En concreto, esta película se exhibió en la edición 2012 del Festival de San Sebastián donde fue una de las sensaciones, llegando a hacerse incluso con el premio “Cine en construcción”.
A falta de referentes inmediatos, han de buscarse influencias en otra parte. “7 cajas” mira de reojo a otras cinematografías vecinas más potentes como la mejicana o la brasileña. Mezcla de cine social y thriller adrenalítico no termina de asentarse en ninguno de los dos géneros. La comparación con la brasileña “Ciudad de Dios” le viene grande. En primer lugar, porque la premisa del argumento es tan nimia que a veces resulta hasta absurda; la historia de ese carretillero del mercado de Asunción que recibe el encargo de transportar una misteriosa mercancía que acaba siendo objeto de codicia para todos hubiese merecido un mejor tratamiento. La historia se alarga y se alarga hasta resultar cansina, con un continuo ir y venir y trasiego de personajes que lejos de aportar nada, vuelven más confusa la trama. En el dibujo de los personajes está otro de los grandes excesos del film; muchos de los caracteres que aparecen descritos son grotescos y ridículos. Y hubiese sido interesante no haberse dejado llevar por el trazo grueso para ofrecer así al espectador profano en la cultura del país un verdadero retrato social del mismo. Mucho mérito, algunos hallazgos, pero al final las 7 cajas se antojan exceso de equipaje. Curiosa e interesante por venir de donde viene, pero poco más.