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Voto de Cine Goya:
6

Voto de Cine Goya:
6
7,1
11.918
Drama
Huyendo de la Europa de la posguerra, el visionario arquitecto László Toth llega a Estados Unidos para reconstruir su vida, su obra y su matrimonio con su esposa Erzsébet tras verse obligados a separarse durante la guerra a causa de los cambios de fronteras y regímenes. Solo y en un nuevo país totalmente desconocido para él, László se establece en Pensilvania, donde el adinerado y prominente empresario industrial Harrison Lee Van Buren ... [+]
23 de enero de 2025
23 de enero de 2025
104 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera incursión como director de cine de Brady Corbet para esta ansiosa película de 3 horas y media, mostrada en el Festival de Cine de Valladolid, provocando algunos debates críticos. Durante la vasta cinta, Corbet "resume" treinta años de la vida de László Tóth, el arquitecto judío que superó el Holocausto y migró a Estados Unidos en busca del sueño americano. La historia recuerda al otro papel de Adrien Brody en "El Pianista" de Polanski, donde asoma la intrincada debilidad de los personajes, que se ven reflejadas en este nuevo guión.
Pero, a pesar de la promesa de una crónica emocional atípica, la película se queda a medio camino en cuanto a mayor transmisión de los sentimientos. La comunicación con los personajes es supreflua, superficial, y deja al espectador esperando llegar a una mayor emoción y reconocimiento ante el drama de Tóth. La falta de esta comunicación de sentimiento quita efecto a los más negativos instantes de la historia.
La exposición de Corbet, repleta de metáforas visuales y extravagantes, suma además un agravante por dicha complejidad, que quizá supone un desafío para el espectador. Aunque intenta utilizar estos símbolos para enriquecer la historia, a menudo resultan poco arriesgados en su significado y difíciles de traducir. Esta complejidad, en lugar de aportar valor, se convierte en un obstáculo para la comprensión y disfrute de la película.
La inmensa duración de la película es otro aspecto que suscita protesta. Con una extensión de 215 minutos, la película se siente excesivamente larga y densa. La trama podría haberse condensado sin perder su esencia, permitiendo una experiencia más accesible y menos agotadora para el espectador. Esta duración desmesurada contribuye a que la narrativa se perciba pesada y, en ocasiones, innecesariamente alargada.
En última instancia, la película de Corbet parece ser el resultado de una visión aparentemente efectista que busca desafiar el cine convencional a cualquier precio. Aunque sea original, su enfoque retorcido y prolongado puede alejar a muchos espectadores. La obra destaca más por su pretensión artística que por su capacidad de conectar emocionalmente con su audiencia, quedándose en un desafiante intento insuficiente por redefinir los límites del cine contemporáneo.
Pero, a pesar de la promesa de una crónica emocional atípica, la película se queda a medio camino en cuanto a mayor transmisión de los sentimientos. La comunicación con los personajes es supreflua, superficial, y deja al espectador esperando llegar a una mayor emoción y reconocimiento ante el drama de Tóth. La falta de esta comunicación de sentimiento quita efecto a los más negativos instantes de la historia.
La exposición de Corbet, repleta de metáforas visuales y extravagantes, suma además un agravante por dicha complejidad, que quizá supone un desafío para el espectador. Aunque intenta utilizar estos símbolos para enriquecer la historia, a menudo resultan poco arriesgados en su significado y difíciles de traducir. Esta complejidad, en lugar de aportar valor, se convierte en un obstáculo para la comprensión y disfrute de la película.
La inmensa duración de la película es otro aspecto que suscita protesta. Con una extensión de 215 minutos, la película se siente excesivamente larga y densa. La trama podría haberse condensado sin perder su esencia, permitiendo una experiencia más accesible y menos agotadora para el espectador. Esta duración desmesurada contribuye a que la narrativa se perciba pesada y, en ocasiones, innecesariamente alargada.
En última instancia, la película de Corbet parece ser el resultado de una visión aparentemente efectista que busca desafiar el cine convencional a cualquier precio. Aunque sea original, su enfoque retorcido y prolongado puede alejar a muchos espectadores. La obra destaca más por su pretensión artística que por su capacidad de conectar emocionalmente con su audiencia, quedándose en un desafiante intento insuficiente por redefinir los límites del cine contemporáneo.