Sencillamente perfecta, supera con creces todo lo que promete. Los actores son de lujo: Scott Adkins, a mi gusto, un sucesor de Van Damme que sobrepasó por mucho el nivel de su maestro; Marko Zaror, un desempeño perfecto en las escenas de pelea, patadas con giro ejecutadas milimétricamente perfectas; Lateef Crowder Dos Santos, demostrando que la capoeira puede servir en un ring y siendo siempre fiel a su estilo; Mykel Shannon Jenkins, si bien no alcanza a lucirse mucho como luchador, su actuación cumple su objetivo más que bien.
Las coreografías son las mejores que he visto en mi vida, cada segundo de una batalla, es épico, emocionante, te mantiene con los ojos pegados en la pantalla. Y el desenlace final, no muchos se lo esperaban, y permite finalizar con grandeza esta gran película.