"Un zombie es un fantasma, un muerto viviente". Esta afirmación de uno de los personajes de Yo anduve con un zombie marca la diferencia entre esta película y aquellas en las que dichos seres son cadáveres putrefactos, nacidas como consecuencia del éxito de La noche de los muertos vivientes en 1968. Aquí los zombies tienen la cualidad etérea de los espectros y la película, elegante y misteriosa, buen ejemplo de las producciones de Val Newton para la RKO. Con una realización poética y sugerente del gran Jacques Tourneur, la historia gira alrededor de una enfermera que atiende en las Antillas a una mujer en estado catatónico por razones desconocidas y para ella progresivamente inquietantes. Estupenda fotografía en claroscuro de J. Roy Hunt.