Extraordinaria historia que no deja indiferente a nadie. Exquisito guion aderezado con un verbo poco frecuente en el cine. La interpretación del Mia Wasikowska en el papel de Jane Eyre, insuperable; sin que desmerezca la Michael Fassbender, maestro en el manejo de sus diálogos y sus silencios, lo cuales rezuman pasión.
Es una película que deleita al espectador cuadro a cuadro; las expresiones de los rostros hablan un idioma universal y a punto están de evitarían el diálogo entre los personajes. Por otra parte, la interpretación de la niña por la que se ha contratado a la institutriz, su sonrisa permanente, sus miradas y el cariño y alegría que rebosa la niña cada vez que el "señor" desea ver con su profesora, ahogan al espectador de ternura.
El personaje de la institutriz por si solo y en todo momento, llena la escena. Y tengo para mí que la historia sin la interpretación de Mia, no sería la misma. Simplificando (cosa harto difícil) la película no solamente es agradable por la soberbia interpretación de los personajes principales (incluyendo al ama de llaves) sino porque te deja un ejemplo de dignidad y personalidad apabullante en una época donde la unión de dos personajes de muy distinta clase social, era impensable.
Maravillosa historia e inolvidable película. Dudo que la lectura de la novela la supere.
Alberto Ruiz Gancedo