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1

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1
5,4
3.789
21 de septiembre de 2020
21 de septiembre de 2020
41 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, os emplazo a leer mi última crítica, de la serie Territorio Lovecraft. Para poneros en antecedentes.
Este año 2020, llevo ya la friolera de 3 series seguidas donde el tema recurrente, aunque no tenga NADA que ver con el género, es el racismo.
Umbrella Academy, The Watchmen, Territorio Lovecraft.
Las tres tratan el tema del racismo de igual manera: el hombre blanco es Satanás en la Tierra, y el hombre negro es un dechado de virtudes feliz y perfecto, oprimido y asesinado por el hombre blanco. En todas.
Todo esto llega a su culmen en Territorio Lovecraft, la serie más racista, manipuladora y abyecta de la década. Lo dije en su momento, y lo repito: racismo puro y duro, sí, pero hacia el hombre blanco. Una serie de Jordan Peele, autor afroamericano abiertamente racista. Buscad sus declaraciones en contra de contratar a personas blancas para las películas, son para flipar cuanto menos.
¿Y sabéis qué? Adivinad.
Sí, Gerard Bush, autor de esta película y co-guionista, también es afroamericano.
Casualidades de la vida.
Es de locos. Y además, peligroso. ¿Qué se consigue con esto?¿Avivar la llama del odio y poner aún más barreras entre las distintas etnias?
Y esta introducción nos lleva a esta película. Sí, otro panfleto de odio hacia el hombre blanco, "disfrazado" e película de terror.
En esta ocasión, se nos emplaza en una historia de la que es mejor no hacer muchos spoilers, pero que intenta jugar con un clima de desasosiego y descoloca al espectador con una historia "peculiar". Como siempre, los malos hombres blancos son caricaturas unidimensionales en las que volcar todo el odio que te producen sus acciones, dignas de un escritor trasnochado de brocha gorda que quiere dejarte bien claro su deleznable mensaje.
En definitiva, todos los hombres blancos merecen morir quemados, y todos los negros son seres de luz, sufridores y perfectos.
Un maravilloso mensaje.
Seguid así. El racismo de hace 60 años y el vuestro, ahora disfrazado de "denuncia" a través de estas obras demenciales, son las dos caras de la misma moneda. Y no os dais ni cuenta.
El ser humano es triste, patético y está lleno de odio y rencor. Y en eso no tiene nada que ver la simple pigmentación de la piel. Todos, cuando nos sentimos poderosos y por encima de otra etnia, gracias al apoyo social unánime, la corrección política y la hipocresía, podemos caer muy fácilmente en el racismo.
Y es lo que están haciendo los afroamericanos ahora. El racismo va en ambas direcciones, no es exclusivo de nadie. Recordadlo siempre.
Al final, pena, asco y vergüenza por pertenecer a la misma raza, la humana, que se empeña en intentar odiarse a sí misma y autodestruirse por ideales ridículos.
Este año 2020, llevo ya la friolera de 3 series seguidas donde el tema recurrente, aunque no tenga NADA que ver con el género, es el racismo.
Umbrella Academy, The Watchmen, Territorio Lovecraft.
Las tres tratan el tema del racismo de igual manera: el hombre blanco es Satanás en la Tierra, y el hombre negro es un dechado de virtudes feliz y perfecto, oprimido y asesinado por el hombre blanco. En todas.
Todo esto llega a su culmen en Territorio Lovecraft, la serie más racista, manipuladora y abyecta de la década. Lo dije en su momento, y lo repito: racismo puro y duro, sí, pero hacia el hombre blanco. Una serie de Jordan Peele, autor afroamericano abiertamente racista. Buscad sus declaraciones en contra de contratar a personas blancas para las películas, son para flipar cuanto menos.
¿Y sabéis qué? Adivinad.
Sí, Gerard Bush, autor de esta película y co-guionista, también es afroamericano.
Casualidades de la vida.
Es de locos. Y además, peligroso. ¿Qué se consigue con esto?¿Avivar la llama del odio y poner aún más barreras entre las distintas etnias?
Y esta introducción nos lleva a esta película. Sí, otro panfleto de odio hacia el hombre blanco, "disfrazado" e película de terror.
En esta ocasión, se nos emplaza en una historia de la que es mejor no hacer muchos spoilers, pero que intenta jugar con un clima de desasosiego y descoloca al espectador con una historia "peculiar". Como siempre, los malos hombres blancos son caricaturas unidimensionales en las que volcar todo el odio que te producen sus acciones, dignas de un escritor trasnochado de brocha gorda que quiere dejarte bien claro su deleznable mensaje.
En definitiva, todos los hombres blancos merecen morir quemados, y todos los negros son seres de luz, sufridores y perfectos.
Un maravilloso mensaje.
Seguid así. El racismo de hace 60 años y el vuestro, ahora disfrazado de "denuncia" a través de estas obras demenciales, son las dos caras de la misma moneda. Y no os dais ni cuenta.
El ser humano es triste, patético y está lleno de odio y rencor. Y en eso no tiene nada que ver la simple pigmentación de la piel. Todos, cuando nos sentimos poderosos y por encima de otra etnia, gracias al apoyo social unánime, la corrección política y la hipocresía, podemos caer muy fácilmente en el racismo.
Y es lo que están haciendo los afroamericanos ahora. El racismo va en ambas direcciones, no es exclusivo de nadie. Recordadlo siempre.
Al final, pena, asco y vergüenza por pertenecer a la misma raza, la humana, que se empeña en intentar odiarse a sí misma y autodestruirse por ideales ridículos.