Pudo haber sido un hábil artilugio de intriga, pero ya no queda talento en la mente de Shyamalan. Un hombre lleva a su hija a ver un concierto de un trasunto de Lady Gaga. Una vez allí se da cuenta de que se está cociendo algo gordo a juzgar por la nutrida presencia policial.

No sé bien como tomarme la nueva obra de alguien que ya parece que hace películas solo para decepcionar. Es quizá lo más comercial que haya hecho, digna incluso de pasarse una tarde en un canal generalista después de comer. Intenta ser ingeniosa, pero usa trucos y conveniencias tan propios de los telefilms baratos que raya en lo escandaloso. Es increíble que este señor rodara algo tan refinado como El Sexto Sentido.

Si quería crear una especie de icono criminal al estilo de Hannibal Lecter le ha salido el tiro por el ojete. O quizá solo quería señalar a la policía usamericana como la más incompetente del planeta. Es una completa risión la cantidad de efectivos desplegados para no dar una a derechas. Y la tal Saleka, a la que no conozco de nada, desde luego no ha nacido para ser actriz, menudo paquete. Sigue habiendo buenas ideas en esa cabeza, pero necesita de un adulto maduro que les dé forma.