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Voto de KlingonCome:
5
2024
Documental, Intervenciones de: Carles Tamayo, Lluís Gros
7,2
6.740
Serie de TV. Documental
3 episodios. Lluís Gros, condenado a 23 años de prisión por abusos sexuales, pide al youtuber y cineasta Carles Tamayo un documental de su vida para limpiar su imagen tras su condena. Carles accede pensando que Gros pedirá perdón, pero al ver que no es su intención y que sigue en libertad, trata de averiguar por qué sigue impune. Tras meses de seguimiento y una exhaustiva investigación, Carles descubre muchos otros delitos de Gros que ... [+]
22 de septiembre de 2024
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se qué pensar de este "documental" que más parece el trabajo de fin de carrera de un aspirante a director, por no rebajarlo directamente a contenido propio de youtuber que, a fin de cuentas, es lo que en realidad es Carles Tamayo. Si empezamos por el título, no estamos ante ninguna cacería, ya que el pederasta condenado Luís Gros hace vida normal sin mayor problema. Supuestamente, Gros contacta con Tamayo, tras ser condenado, para que le haga un documental que limpie su nombre. En cambio, la idea de Carles es hacer confesar al pederasta ante la cámara y que pida perdón a las víctimas.
Pues bien, ni lo uno ni lo otro se produce, ya que las tediosas grabaciones del día a día de Gros se limitan a sus quehaceres diarios, sin ningún material por su parte que conduzca a una hipotética exculpacion. Y el director barra youtuber tampoco consigue la confesión exigida. Son tres episodios en los que solo vemos a un anciano con conductas propias de su edad, incluidas la negación y el enroque en las propias posiciones. De hecho, el retrato que se nos ofrece de este hombre casi excluye hablar hasta de la banalidad del mal, tal es la imagen que se nos traslada de persona ida y con capacidades intelectuales trastocadas.
Algunas intervenciones de presuntas víctimas se meten un poco con calzador, sobre todo la de la persona que aparece en el bar mientras Gros está comiendo. No pongo en duda su identidad, pero si que ese encuentro fuera lo casual que nos quieren vender. Una factura profesional hace que no nos fijemos en estos detalles, pero cuando todo es tan amateur no podemos evitar que estas cosas nos chirríen. Espero que sea un aprendizaje para Tamayo si decide proseguir con su carrera de director.
Sin duda, el tercer episodio es el más valioso, donde vemos como un enredo burocrático puede impedir que un delincuente condenado entre en prisión. Basta que un funcionario no estampe su firma en el papel adecuado para que esto ocurra. Da es escalofríos pensarlo. No obstante, y aún reconociendo el interés que suscita este trabajo, hay que rebajar expectativas al referirnos a él como obra audiovisual. Tres episodios son demasiados. Un documental de hora y media hubiera bastado y hubiera sido más satisfactorio, sin esas peroratas insufribles de Gros. Sube la media de los contenidos de YouTube, pero aún anda lejos del contenido documental profesional.
Pues bien, ni lo uno ni lo otro se produce, ya que las tediosas grabaciones del día a día de Gros se limitan a sus quehaceres diarios, sin ningún material por su parte que conduzca a una hipotética exculpacion. Y el director barra youtuber tampoco consigue la confesión exigida. Son tres episodios en los que solo vemos a un anciano con conductas propias de su edad, incluidas la negación y el enroque en las propias posiciones. De hecho, el retrato que se nos ofrece de este hombre casi excluye hablar hasta de la banalidad del mal, tal es la imagen que se nos traslada de persona ida y con capacidades intelectuales trastocadas.
Algunas intervenciones de presuntas víctimas se meten un poco con calzador, sobre todo la de la persona que aparece en el bar mientras Gros está comiendo. No pongo en duda su identidad, pero si que ese encuentro fuera lo casual que nos quieren vender. Una factura profesional hace que no nos fijemos en estos detalles, pero cuando todo es tan amateur no podemos evitar que estas cosas nos chirríen. Espero que sea un aprendizaje para Tamayo si decide proseguir con su carrera de director.
Sin duda, el tercer episodio es el más valioso, donde vemos como un enredo burocrático puede impedir que un delincuente condenado entre en prisión. Basta que un funcionario no estampe su firma en el papel adecuado para que esto ocurra. Da es escalofríos pensarlo. No obstante, y aún reconociendo el interés que suscita este trabajo, hay que rebajar expectativas al referirnos a él como obra audiovisual. Tres episodios son demasiados. Un documental de hora y media hubiera bastado y hubiera sido más satisfactorio, sin esas peroratas insufribles de Gros. Sube la media de los contenidos de YouTube, pero aún anda lejos del contenido documental profesional.